viernes, 6 de agosto de 2021

Oración de la noche

 Oh Glorioso y Patriarca, Santo Domingo de Guzmán,

acudo a ti en esta ocasión para que protejas a

toda los niños y niñas del mundo entero contra

toda amenaza que pueda acecharles.

 

Cuídalos siempre, Padre santo,

protege a los niños que fueron

siempre tu debilidad.

 

No permitas que  niño alguno sufra por falta de

alimento ni tampoco que se vea maltratado

o en estado de abandono.

 

Sabes que la felicidad de los niños siempre ha

sido prioridad para nuestro gran Padre Celestial

y además que el propio Jesucristo pidió que

les permitieran a los niños estar cerca de Él.

 

Santo Domingo de Guzmán hoy en esta oración

que con tanta devoción te ofrecemos estas palabras,

te pedimos por todos los niños del mundo,

pero muy especialmente por los abandonados.


Te pedimos muy encarecidamente que los protejas

en todo momento que apartes de él toda suerte de

enfermedades y que junto con su ángel de la guarda,

lo lleves siempre por un buen camino

donde nadie pueda hacerle daño alguno,

y tenga la gracia de crecer en tu conocimiento.

 

Santo Padre,

tú que ocupas un lugar de preferencia en

la Santa Iglesia Católica,

intercede en este momento para que esta

sociedad acepte tus mandamientos y 

respeten a los niños y ancianos.


Esta oración bendita la hacemos llegar a ti

con la esperanza de que llegue a tus oídos

en el nombre del Padre, en el nombre del

Hijo y en el nombre del Espíritu Santo.

Amén.


Transfiguración del Señor

Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

Salmo 96 El Señor reina altísimo sobre toda la tierra

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (1,16-19):

Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Palabra de Dios

Evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, corno no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor

Compartimos:

La liturgia presenta dos veces el acontecimiento de la Transfiguración: el segundo domingo de Cuaresma, y en esta fiesta, que tiene su origen en la dedicación de la basílica del monte Tabor, y de la que tenemos testimonios procedentes del siglo V, aunque en Occidente se extendió más tarde, desde el siglo IX. En el contexto de la Cuaresma este acontecimiento de la vida de Jesús encuentra su marco más propio, como parte del camino hacia Jerusalén, a los acontecimientos pascuales de la muerte y resurrección de Cristo. La luz de la transfiguración, que se muestra a los testigos escogidos, Pedro, Santiago y Juan, fortalece la fe para los momentos de la prueba y la dificultad, y mira, sobre todo, a esa dificultad humanamente insuperable que es el escándalo de la Cruz.

La luz de la transfiguración de Cristo no es una luz meramente material: es la luz de la Palabra que es el mismo Cristo. La encarnación, que ha hecho esta Palabra cercana y accesible, puede, sin embargo, velarla, hacerla opaca: podemos entenderla como una mera enseñanza moral, o como un conjunto de historias edificantes, y no como lo que es en realidad: una palabra viva y eficaz, más cortante que espada de dos filos, que penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón (cf. Hb 4, 12). Es la luz de la transfiguración la que nos revela el carácter divino y salvador de esta Palabra que es Cristo.

jueves, 5 de agosto de 2021

Oración de la noche a Santo Domingo de Guzmán

 Era brasa en Domingo la Palabra,

el celo por la gloria del Dios vivo,

con el amor de Cristo, que le apremia,

se ofrece por salvar a los perdidos.


En Domingo renace el Evangelio,

y la vida apostólica en sus hijos,

lleva su voz la fuerza del Espíritu,

que puso en pie a la Iglesia en el principio.

Caminaban por los pueblos y naciones

enseñando la fe, la ley de Cristo,

mostrando la verdad que nos libera,

el amor que nos tiene redimidos.


La Iglesia resplandece como aurora,

luz sobre el monte, huerto florecido,

exulta con los hijos recobrados,

da a la vida la sal del regocijo.


Oh Santa Trinidad, verdad sin sombra,

faro y puerto del hombre peregrino,

danos un corazón que te conozca

y adore la bondad de tus designios. Amén.

Jueves de la 18 Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro de los Números (20,1-13):

En aquellos días, la comunidad entera de los israelitas llegó al desierto de Sin el mes primero, y el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron. Faltó agua al pueblo, y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo riñó con Moisés, diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él, nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?»

Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la tienda del encuentro y, delante de ella, se echaron rostro en tierra. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor dijo a Moisés: «Coge el bastón, reúne la asamblea, tú con tu hermano Aarón, y, en presencia de ellos, ordenad a la roca que dé agua. Sacarás agua de la roca para darles de beber a ellos y a sus bestias.»

Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba; ayudado de Aarón, reunió la asamblea delante de la roca, y les dijo: «Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?» Moisés alzó la mano y golpeó la roca con el bastón dos veces, y brotó agua tan abundantemente que bebió toda la gente y las bestias. El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les voy a dar.»

(Ésta es la fuente de Meribá, donde los israelitas disputaron con el Señor, y él les mostró su santidad.)

Palabra de Dios

Salmo 94, Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Evangelio según san Mateo (16,13-23):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Lo primero que me llama la atención es que Jesús no elige a Pedro en virtud de sus cualidades personales sino por su fe en él como Hijo de Dios. Pero se trata de una fe que Pedro no se puede adjudicar como una conquista "porque eso no te lo ha revelado ningún mortal sino mi Padre que está en el cielo". Por tanto, Pedro es, sobre todo, un hombre agraciado con el don de la fe. Sobre este don reposa el sentido de su ministerio en la comunidad. Sin esa fe, la autoridad se convierte en mera dominación.

Pero hay un segundo aspecto que quiero subrayar. La potestad de "atar y desatar" consiste en la potestad de "interpretar la ley" para adaptarla a las nuevas situaciones. De hecho, Pedro así lo hizo. Pensemos en las decisiones que tomó en la asamblea de Jerusalén, tal como se nos narra en el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles.

¿No sería deseable que esto sucediera hoy de una manera más audaz, de una manera parecida a como Jesús interpretaba la ley? Él siempre buscaba liberar a las personas, encontrar salidas donde la rigidez sólo veía puertas cerradas. Si el ministerio de Pedro fuera más en esta línea, ¿no sería un punto de encuentro en el camino ecuménico más que un obstáculo como, de hecho, lo es hoy para muchos hermanos de otras iglesias?

miércoles, 4 de agosto de 2021

El padre Rubén desde Cuba pide «enterrar ese sistema obsoleto, absurdo y oscuro que es el comunismo»

El sacerdote cubano Rubén Orlando Leyva, conocido como padre Rubén de la Trinidad, ha publicado en su cuenta de Facebook un mensaje emocionante animando a los cubanos a mantener la esperanza pese al desinterés de la comunidad internacional por la situación de represión y falta de libertades en la isla.  También denuncia el engaño de las autoridades, que, asegura, ocultan las muertes y la escasez de medicamentos y alimentos.

“Cuba está muriendo, no podemos cerrar los ojos ante la crudeza de esta realidad. Hay gente muriendo en los hospitales y en los centros de aislamiento por falta de medicina. En Cuba no hay siquiera lo más elemental, como analgésicos, antibióticos o vitaminas. El pueblo desnutrido y sin vacunar va enfermando en una población muy vulnerable, por el hambre y la pésima nutrición”, denunció en su mensaje del 1 de agosto.

"El dueño absoluto de la nación, el partido"

A la vez, dijo que “los medios de comunicación mienten impunemente, guardando el discurso oficial permitido por el ‘dueño absoluto’ de la nación: el gobierno, el único partido, el comunista, el estado, las fuerzas armadas (todo ello es la misma cosa)”.El P. Rubén de la Trinidad es sacerdote religioso paúl y dirige la plataforma digital Red Juvenil Católica de Cuba.

Fue ordenado sacerdote el 26 de septiembre de 2020 y realiza su ministerio en Santiago de las Vegas, en La Habana. El padre Rubén lamenta que “no existe un apoyo concreto por parte de la comunidad internacional” para Cuba.

“Tristemente este trago amargo de fatalidad que se eterniza desde el triunfo del mentiroso y camaleónico dictador en 1959 [Fidel Castro], es un trago que nos toca a todos los hijos de esta amada Isla, estemos dentro o fuera de ella”, comentó.

Esperanza para los cubanos

“Siempre hay una esperanza", añade. "Una esperanza de que toda esta pesadilla pasará, que estos 62 años de silencio y miedo corderil ya han acabado con el pasado #11J. Que Cuba tiene ahora la oportunidad de escribir una nueva historia, Cuba tiene ahora la oportunidad de ser valiente y dar un giro en esta ruta tan accidentada. Cuba tiene el chance de retomar el camino que nunca debió abandonar, de una República democrática y realmente libre en su participación política, social y económica”, expresó el presbítero.

En ese contexto, dijo que “las fuerzas armadas y policiales tienen el chance de unirse a aquél a quien deben servir y no reprimir, al pueblo”.

“El gobierno actual tiene la oportunidad de procurar un legado y futuro diferente para las generaciones nuevas, que contemplan con claridad y repugnancia la ineficacia de una ideología del odio y la no-libertad, enquistada en el poder. Los que ostentan el poder político, militar y económico en Cuba tienen ahora la oportunidad de acabar de enterrar este sistema obsoleto, absurdo y oscuro que es el comunismo y que está dando las últimas pataletas”, aseguró.

El P. Rubén pidió a las autoridades cubanas que “no prolonguen más este fatídico letargo que está aniquilando las vidas, las familias, y lo poco que queda de valores y esperanza en Cuba”.

Libertad de emprendimiento: el marxismo fracasó

“Seamos todos juntos los protagonistas de una nueva Cuba, con verdaderos derechos, con libertad de emprendimiento, con libertad económica, con sueños y sonrisas en los labios y los corazones. Acaben de reconocer, ustedes que gobiernan en medio del descontento popular, que el marxismo no es querido por los hijos de la patria, que el comunismo es una importación nefasta de los soviéticos, que ni a ellos les resultó”, continuó.

También pidió a las autoridades de la isla que “aprendan a valorar todo el legado invaluable de los verdaderos héroes y próceres de Cuba”.

“Hay tanta riqueza política que aprender de los forjadores de la nación y de la República, y a la vez, tanta energía y capacidad en las nuevas generaciones que son los que deben estar al frente del país que deseamos”.

Para el P. Rubén de la Trinidad, haciendo referencia al #11J, la “Cuba que anhelamos ya puso sus fundamentos en los corazones de todos los cubanos que han clamado angustiosa y calladamente por la libertad durante más de 60 años, y que ahora ya han decidido sacar del pecho este clamor amargo y dulce a la vez, de una vez y por todas”.

El presbítero pidió a sus compatriotas “armarnos de esta esperanza para levantar nuevamente la nación”, en una Cuba “donde no reine más la ideología, donde todos quepan, donde las calles sean de todos, donde el poder no oprima ni reprima, ni golpee”.

“Una Cuba donde el límite de la libertad sea la caridad y el derecho ajeno, donde nadie tenga que esconderse o bajar la voz para expresar lo que piensa y cree correcto. Una Cuba donde haya verdadera participación política y donde se pueda emprender con libertad. Una Cuba, en fin, en manos de los cubanos y no más de ninguna dictadura”, continuó.

Reconocer ante Dios

Finalmente, el P. Rubén dijo que es “el tiempo de reconocer personalmente ante Dios nuestra mezquindad, si la hubo, y retomar las riendas de nuestra historia, para poner cada cosa en su sitio y terminar ya con esta desgastante pesadilla”.

“¡Viva Cuba Libre! Dios, Patria, Vida, Libertad para Cuba, esta es mi humilde oración a nuestro Señor Jesucristo y a su santísima Madre. Amén!”, concluyó. 

Oración de la noche

 Dios todopoderoso que hiciste de nuestro

 Padre Domingo un testimonio vivo de la

 verdad y del amor, te rogamos nos concedas

 la gracia y la fuerza de seguir sus caminos,

dejándonos guiar por tu sabiduría que viene de lo alto.

 Haz que por su mediación, sintamos en nosotros

 la urgencia de anunciar al mundo el Evangelio. 

Haznos, Señor, vivir siempre en la esperanza 

y en la confianza de tu santa voluntad.

 Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Miércoles de la 18ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro de los Números (13,1-2.25–14,1.26-30.34-35):

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán: «Envía gente a explorar el país de Canaán, que yo voy a entregar a los israelitas: envía uno de cada tribu, y que todos sean jefes.»

Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país; y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad israelita, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la comunidad y les enseñaron los frutos del país. Y les contaron: «Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; es una tierra que mana leche y miel; aquí tenéis sus frutos. Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas (hemos visto allí hijos de Anac). Amalec vive en la región del desierto, los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán.» Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés y dijo: «Tenemos que subir y apoderarnos de esa tierra, porque podemos con ella.»

Pero los que habían subido con él replicaron: «No podemos atacar al pueblo, porque es más fuerte que nosotros.» Y desacreditaban la tierra que habían explorado delante de los israelitas: «La tierra que hemos cruzado y explorado es una tierra que devora a sus habitantes; el pueblo que hemos visto en ella es de gran estatura. Hemos visto allí gigantes, hijos de Anac: parecíamos saltamontes a su lado, y así nos veían ellos.» Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos, y el pueblo lloró toda la noche.

El Señor dijo a Moisés y Aarón: «¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada protestando contra mí? He oído a los israelitas protestar de mí. Pues diles: "Por mi vida –oráculo del Señor–, que os haré lo que me habéis dicho en la cara; en este desierto caerán vuestros cadáveres, y de todo vuestro censo, contando de veinte años para arriba, los que protestasteis contra mí no entraréis en la tierra donde juré que os establecería. Sólo exceptúo a Josué, hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné. Contando los días que explorasteis la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa un año por cada día, cuarenta años. Para que sepáis lo que es desobedecerme. Yo, el Señor, juro que trataré así a esa comunidad perversa que se ha amotinado contra mí: en este desierto se consumirán y en él morirán.»

Palabra de Dios

Salmo 105, Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo

Evangelio según san Mateo (15,21-28):

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»

Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.» Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.» Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.» Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»

Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.» Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor

Compartimos:

El cuadro que presenta hoy el evangelio de Mateo es una acción profética, no exenta de paradojas, pero impregnada de un profundo sentido pedagógico para sus discípulos, para todos nosotros. El primer momento de esta acción profética consiste en salir de los territorios del pueblo de Israel al país de Tiro y Sidón. Jesús no se cierra en determinadas fronteras nacionales y culturales. Allí, en Fenicia, el actual Líbano, una mujer cananea le importuna a gritos con sus ruegos. La compasión no sabe de aduanas. El sufrimiento humano es digno de lástima independientemente de la procedencia, la condición social, la confesión religiosa o la calidad moral del que sufre. Todo el que sufre es digno de compasión y de ayuda. Por eso, nos choca la reacción de Jesús, que da la callada por respuesta. Algo que nos da pie a reflexionar sobre el silencio de Dios a nuestros ruegos y peticiones. Puede ser que, como en esta ocasión, Dios calla para provocar la reacción de sus discípulos. De hecho, el silencio de Jesús provoca que estos intercedan a favor de la mujer. Posiblemente, ellos eran partidarios de la doctrina más tradicional, que reservaba el favor de Dios sólo para Israel. Por eso, es muy probable que su motivación no fuera totalmente pura: querían, sencillamente, quitársela de encima. Pero ya el silencio de Jesús les obligó a mirarla y sentir una primera forma de compasión. Que sus motivaciones no fueran perfectas nos habla de la necesidad de ese proceso pedagógico que ha de conducirlos a la comprensión de la universalidad de la salvación. Cuando, ante la insistencia de una y los otros, Jesús se dirige por fin a la mujer, parece espetarle los prejuicios nacionales judíos, cargados no sólo de exclusivismo, sino también de desprecio (como, por lo demás, es propio de los prejuicios de toda forma de nacionalismo, también de los actuales). Pero, una vez más, debemos ver aquí el sentido profético y pedagógico de Jesús. Con su peculiar mayéutica, provoca que la mujer complete la confesión de fe contenida en su petición (ten compasión de mí, Señor, Hijo de David) con una súplica confiada y humilde: la salvación prometida a los judíos puede y debe alcanzar también a los que no lo son, siquiera sea como migajas. Así Jesús nos enseña que no es la nación, la raza o la cultura lo que establece los límites de la salvación que Él ha venido a traernos, sino una fe viva y confiada.