domingo, 23 de junio de 2019

Textos Eucarísticos

Secuencia Lauda, Sion, Salvatorem

Alaba, alma mía, a tu Salvador;
alaba a tu guía y pastor
con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,
porque él está sobre toda alabanza,
y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores
es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la mesa de la sagrada
cena al grupo de los doce apóstoles
sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,
sea alegre, sea pura
la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día
en que fue instituido
este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey,
la pascua nueva de la nueva ley
pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,
la sombra ante la realidad,
y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo hizo en la cena,
mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,
consagramos el pan y el vino,
en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,
que el pan se convierte en carne,
y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves,
una fe viva lo atestigua,
fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies,
que son accidentes y no sustancia,
están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida;
mas Cristo está todo entero
bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe,
no lo quebranta ni lo desmembra;
recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recíbenlo mil;
y aquel lo toma tanto como estos,
pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;
mas con suerte desigual
de vida o de muerte.

Es muerte para los malos,
y vida para los buenos;
mira cómo un mismo alimento
produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento,
no vaciles, sino recuerda
que Jesucristo tan entero
está en cada parte
como antes en el todo.

No se parte la sustancia,
se rompe solo la señal;
ni el ser ni el tamaño
se reducen de Cristo presente.

«Tenemos que ser solidarios hasta que el mundo cambie en la dirección que marca el Evangelio»

«Todo arranca de unos principios evangélicos, por solidaridad con la gente más desfavorecida y por combatir la desigualdad y la exclusión».

Con estas mirada recibe Marcial, voluntario de Cáritas desde hace cinco años, a todos los que se acercan a la mesa que la organización ha instalado en la plaza de Isabel II, un espacio abierto entre los barrios de Sol y Palacio, del distrito centro de Madrid.


El jueves en este lugar, también conocido como plaza de Ópera, aúna un descomunal abanico de razas, personalidades y culturas diferentes. El madrileño, responsable de voluntariado de la Vicaría III, está acompañado de cuatro compañeros que, como él, han reservado en su calendario este día porque así lo ha elegido su corazón… «Tenemos que ser solidarios», repite, con una voz sosegada y llena de cordura, «con esas personas que están en situación de dificultad». Y hacerlo «hasta que el mundo cambie en la dirección que marca el Evangelio».

«Dios me ayuda para colaborar en lo que me pida Cáritas»

A pocos metros de ese crisol de culturas, en la puerta de la iglesia de San Ginés, se encuentra otra mesa informativa, custodiada por Carmen, Julián, Begoña y Pilar. Esta última colabora con Cáritas desde que se prejubiló. Y lo hace llevando a cabo labores administrativas e informáticas en la Vicaría III. «¿Por qué lo haces?», le pregunto, consciente del esfuerzo que supone poner la vida en el corazón de los más necesitados de la tierra. «Siempre he tenido una necesidad de entrega, de hacer algo por los demás», reconoce, «y siempre en el entorno que me da confianza, que es el ámbito religioso católico, que es lo que soy».

A su lado, Carmen, que cuenta, en su haber, con diez años dedicados –en cuerpo y alma– a esta entidad de acción caritativa y social de la Iglesia católica, destaca que, desde que se jubiló, «quería colaborar con Cáritas y hacer un voluntariado». De esta manera, «me encontré con que trabajar sin cobrar era algo fenomenal». Y, desde entonces, aquí sigue… «Pero que yo no estoy solo el día de Caridad, ¿eh?», apunta sonriente, «sino que estoy comprometida todo el año».

Y con la sonrisa de Pilar, la de su compañera Carmen, quien descubre que toda su vida ha sido un regalo de Dios: «Soy afortunada y he recibido mucho; y me mueve una opción religiosa, la fe que tengo y que intento practicar cada día de mi vida». Verdaderamente, «recibo de Dios la ayuda para colaborar en lo que me necesiten y me pida Cáritas». De esta manera, subraya, «me pongo a su disposición y que sea lo que Él quiera».

«Cáritas es la parte caritativa de la Iglesia»

A lo largo de todo el día, Madrid lucirá revestida con 533 mesas de Caridad. Con el lema Ponte en marcha. Tu compromiso mejora el mundo, llegamos hasta la calle Preciados. Allí se encuentran Elena y Pedro. Tienen el sol de cara, que ilumina Madrid al mismo nivel que sus sonrisas. «Yo hago esto desde hace ocho años, para ayudar un poquito a los demás, aparte de a mí misma; porque ayudar a quienes más lo necesitan es ayudarse a uno mismo», confirma Elena. Aún no es mediodía, y sus ojos ya cargan con el cansancio que supone estar ahí. Sin embargo, su alegría y sus ganas de ayudar son más fuertes que la debilidad… «Está todo muy desordenado y hace mucha falta dar la vida por los demás». Y yo he elegido Cáritas porque «desde pequeñita, voy de la mano de la Iglesia». «Termino agotada, sí», confiesa, sin dejar de regalarnos su sonrisa, «pero muy feliz».

Pedro, el presidente de la mesa de esta concurrida calle madrileña, es colaborador de Cáritas desde hace cinco años. Este destaca la importancia de hacerse presente para que todos sepan que «Cáritas es la parte caritativa de la Iglesia, y todos somos Iglesia». A mí «me mueve el Evangelio», reconoce, «y es importante que, como Iglesia, pongamos nuestra vida al servicio de los demás». Una labor que, necesariamente, pone el foco en la mirada misionera y evangélica de Jesús de Nazaret. «La Iglesia, en este momento, está más acostumbrada a que la gente llegue; y tendríamos que cambiar esta mentalidad e ir al encuentro de quien más lo necesita». No podemos seguir esperando, insiste, «sino que hemos de salir al encuentro, como hacía el Maestro, en busca de los más necesitados».

«A mí me mueve Jesús, y no el amor al arte»

La Puerta del Sol, con el día a medio empezar, está colmada de gente. Y cuando parece que la libreta ya ha contado todo lo contable, escuchamos –entre el gentío y los pasos– el sonido de una hucha que resplandece orgullosa tras una cálida voz de mujer. Es Bienvenida, colaboradora de Cáritas desde hace tres años.

Sin siquiera llamar su atención, acude a nuestro encuentro para confesar que «lo hago porque hace falta mucha ayuda y hay poca gente que se presta a ayudar». Y no le importan las malas caras o las contestaciones dañinas que ha recibido durante la mañana. Porque su fe es mayor que todo lo demás. «A mí me mueve Jesús, y no el amor al arte. Y por eso estoy aquí, a pesar de todo lo demás». Jesús, insiste la madrileña de Carabanchel, «nos dice que hay que dar testimonio, y esta manera de hacerlo es fundamental». Lo importante «es hacerlo con el corazón y dar visibilidad a la labor que realiza la Iglesia». Testimonio que, sin duda, Bienvenida ofrece con su voz y con sus generosas manos: «Si la gente se parase a mirar todo lo que hace la Iglesia por los demás, alucinaría… Y si no hubiera sido por la Iglesia, yo no sé lo que hubiera pasado en este mundo…».

sábado, 22 de junio de 2019

Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (C) (Segundo domingo después de Pentecostés)

Evangelio (Lc 9,11b-17): En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». 

Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.
PALABRA DE DIOS

COMPARTIRMOS:

Hoy es el día más grande para el corazón de un cristiano, porque la Iglesia, después de festejar el Jueves Santo la institución de la Eucaristía, busca ahora la exaltación de este augusto Sacramento, tratando de que todos lo adoremos ilimitadamente. «Quantum potes, tantum aude...», «atrévete todo lo que puedas»: ésta es la invitación que nos hace santo Tomás de Aquino en un maravilloso himno de alabanza a la Eucaristía. Y esta invitación resume admirablemente cuáles tienen que ser los sentimientos de nuestro corazón ante la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Todo lo que podamos hacer es poco para intentar corresponder a una entrega tan humilde, tan escondida, tan impresionante. El Creador de cielos y tierra se esconde en las especies sacramentales y se nos ofrece como alimento de nuestras almas. Es el pan de los ángeles y el alimento de los que estamos en camino. Y es un pan que se nos da en abundancia, como se distribuyó sin tasa el pan milagrosamente multiplicado por Jesús para evitar el desfallecimiento de los que le seguían: «Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos» (Lc 9,17).

Ante esa sobreabundancia de amor, debería ser imposible una respuesta remisa. Una mirada de fe, atenta y profunda, a este divino Sacramento, deja paso necesariamente a una oración agradecida y a un encendimiento del corazón. San Josemaría solía hacerse eco en su predicación de las palabras que un anciano y piadoso prelado dirigía a sus sacerdotes: «Tratádmelo bien». 

Un rápido examen de conciencia nos ayudará a advertir qué debemos hacer para tratar con más delicadeza a Jesús Sacramentado: la limpieza de nuestra alma —siempre debe estar en gracia para recibirle—, la corrección en el modo de vestir —como señal exterior de amor y reverencia—, la frecuencia con la que nos acercamos a recibirlo, las veces que vamos a visitarlo en el Sagrario... Deberían ser incontables los detalles con el Señor en la Eucaristía. Luchemos por recibir y por tratar a Jesús Sacramentado con la pureza, humildad y devoción de su Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.

Pange Lingua, himno eucarístico (ESPAÑOL)

Canta, oh lengua,
el misterio del glorioso Cuerpo
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, Pan Verdadero,
lo convierte con su palabra en su Carne,
y el vino puro se convierte en la Sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo
sean dadas Alabanza y Gloria,
Fortaleza, Honor,
Poder y Bendición;
una Gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.

viernes, 21 de junio de 2019

EEUU premia a una monja y la define como «heroína» por su entrega total contra la trata de personas


El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, ha galardonado a la religiosa Gabriella Bottani por su incansable labor y lucha contra la trata de personas otorgándole el título de “heroína” por su entrega.

La hermana comboniana italiana es la coordinadora de Talitha Kum, una red internacional formada por religiosas que luchan contra el tráfico de personas en todo el mundo. De hecho, gran parte del ministerio de Bottani lo ha dedicado a rescatar a mujeres de estas redes, desde Myanmar a Estados Unidos.

Estados Unidos la define como "heroína"

Mike Pompeo quiso reconocer públicamente la labor de esta monja durante el acto de presentación del Informe sobre la Trata de Personas de 2019. Según recoge Crux, Bottani fue una de las nueve personas que fueron nombradas "Héroes" en reconocimiento a sus incansables esfuerzos para luchar contra esta lacra, que el Papa Francisco califica como un "crimen de lesa humanidad".

Resultado de imagen de gabriella bottani trata

"Esta es una gran responsabilidad para todos los que estamos siendo reconocidos hoy", dijo Bottani. Talitha Kum, fundada por Bottani, celebra su décimo aniversario. Actualmente sirve como un grupo paraguas que coordina 50 redes nacionales y regionales lideradas por hermanas religiosas. Está activo en todos los continentes y tiene presencia en más de 70 países, trabajando en el terreno con miembros que participan en la sensibilización contra este mal pero que también protegen a las rescatados, les dan un hogar y les ayudan a reinsertarse en la sociedad.

La monja premiada afirmó que "al igual que las personas y organizaciones representadas aquí esta mañana, trabajamos en diálogo y colaboración con personas de diferentes tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, superando cualquier tipo de diferencias ideológicas, religiosas y políticas,  para trabajar juntos contra la trata.

Tres causas fundamentales de la trata

A su juicio, tres son las causas fundamentales de la trata de personas: estructuras de poder desigual en la sociedad, que son particularmente perjudiciales para las mujeres, los niños y las personas indígenas; políticas de migración inadecuadas; y modelos económicos que explotan los recursos humanos.

En la ceremonia quiso estar presente Calista Gingrich, embajadora de EEUU ante la Santa Sede, que fue la encargada de presentar a la hermana Bottani. "La Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede se enorgullece de su larga historia de amistad y colaboración con la hermana Gabriella Bottani y la red de Talitha Kum (…) Las asociaciones como esta son cruciales para la tarea de erradicar el mal global de la trata de personas de una vez por todas".

Viernes XI del tiempo ordinario

Santoral 21 de Junio: San Luis Gonzaga, religioso

Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. 

»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».
PALABRA DE DIOS

«Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben»

Compartir

Hoy, el Señor nos dice que «la lámpara del cuerpo es el ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás de Aquino entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad! (cf. Mt 6, 23).

Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben» (Mt 6,20). El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.

Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,23).

jueves, 20 de junio de 2019

El oficio de Corpus Christi

El siglo XIII fue escenario de un acontecimiento litúrgico de una magnitud irrepetible: la institución de la fiesta de Corpus Christi. Ninguna de las fiestas universales establecidas por la Iglesia en siglos posteriores fue instaurada con las características con que Roma lo quiso para la fiesta del Santísimo Sacramento: una fiesta en jueves, de precepto y con octava. Podemos afirmar que fue con esta solemnidad y en este siglo, que el año cristiano recibió su complemento al menos en cuanto se refiere a las grandes líneas del calendario.

Esta festividad, tan estimada por toda la catolicidad, fue establecida para ser un solemne testimonio de la fe de la Iglesia en el augusto misterio de la Eucaristía.

La herejía de Berengario de Tours, desde el siglo XI, había hecho necesario una especie de “resarcimiento litúrgico” a favor de la fe en la presencia real: el rito de la elevación de la hostia y el cáliz, para ser adorados por el pueblo, inmediatamente después de la consagración. Este signo litúrgico arraigó rápidamente y tuvo una gran difusión.

En el siglo XIII, se elaboran nuevos ataques contra este dogma capital de una religión fundada en el misterio del Verbo encarnado para unirse a la naturaleza humana. Aparecían los precursores de los “sacramentarios”, nombre dado en el siglo XVI a todos aquellos reformados que en el Sacramento de la Eucaristía solo veían un “símbolo sin realidad”.

Los valdenses y los cátaros albigenses prepararían el camino a Wicleff y a Juan Huss, todos ellos precursores de Lutero y Calvino.

Era pues tiempo de que la Iglesia hiciera resonar su voz: la fiesta de Corpus Christi fue decretada por el Papa Urbano IV en 1264. Y no únicamente una fiesta de primer orden fue añadida a las fiestas instituidas por los Apóstoles, sino una procesión espléndida, en la cual debe llevarse el Cuerpo del Señor con todo fasto y pompa. Esta procesión no tardaría en igualar y en cierta manera superar a la procesión del Domingo de Ramos y a la de Rogativas.

Para celebrar un tan grande misterio era necesario componer un nuevo Oficio que respondiese al entusiasmo de la Iglesia y a la grandeza del tema. La Liturgia no decepcionó en nada las esperanzas que el pueblo cristiano había depositado en la Iglesia.

Aquello que llama la atención en este Oficio (tanto en la Misa “Cibavit eos” como en el Breviario) compuesto por Santo Tomás de Aquino es la forma majestuosamente escolástica que presenta. Cada uno de los responsorios de Maitines está compuesto de dos sentencias, sacadas uno del Antiguo y otra del Nuevo Testamento, como si ambas Alianzas diesen testimonio de una misma fe, preanunciada y realizada. Esta idea grandiosa es una novedad con respecto a las composiciones de San Gregorio y de los otros autores litúrgicos de la Antigua Liturgia.

Todo el genio metódico del siglo XIII aparece en la prosa “Lauda Sion”, obra asombrosa de Santo Tomás. Es aquí que la grandísima altura de la escolástica, filosofía no desencarnada y troncada como las filosofías modernas, sino completa y totalizante como ninguna, ha sabido adaptarse sin dificultad al ritmo y a las cadencias de la lengua latina. Nunca jamás se pudo conseguir una exposición teológicamente tan fiel y precisa de un dogma aparentemente tan abstracto, convirtiéndolo en cercano, dulce y fuente de alimento espiritual para los corazones de los fieles. ¡Qué majestad en el inicio de este poema sublime! ¡Qué manera más delicada de exponer la fe de la Iglesia! ¡Con qué gracia y naturalidad son recordadas, al final, las figuras de la Antigua Ley que anunciaban el Pan Angélico, el Cordero Pascual y el Maná!

De esta manera se verifica la tesis que anteriormente había establecido: que todo sentimiento de orden doctrinal se resuelve siempre en armonía. En santo Tomás de Aquino, el más perfecto de los escolásticos del siglo XIII, encontramos el poeta más sublime.”

Para concluir en el día de hoy, permitidme también transcribiros lo que el gran Chesterton en su obra “Santo Tomás de Aquino” escribió sobre este particular:

“…toda santidad es secreto, y la poesía sacra (de Santo Tomás) fue realmente una secreción, como la perla de la ostra muy fuertemente cerrada. Tal vez escribió más de la que conocemos, pero una parte entró en uso público gracias a la particular circunstancia de que se le pidiera componer el oficio para la festividad de Corpus Christi, fiesta establecida a raíz de la controversia a la que había contribuido aquel pergamino que dejó sobre el altar. Lo cierto es que revela un lado de su genio totalmente distinto, y genio de verdad. Por regla general, fue un escritor de prosa eminentemente práctica; algunos dirían que un escritor de prosa muy prosaica. Polemizaba con la vista puesta en sólo dos cualidades, la claridad y la cortesía. Y las cuidaba por ser cualidades enteramente prácticas, que influían en las probabilidades de conversión. Pero el autor del oficio de Corpus Christi no era sólo lo que hasta los más zopencos llamarían un poeta; era lo que los más exigentes llamarían un artista. Su doble función más bien recuerda la gran actividad de un gran artífice renacentista, como Miguel Angel o un Leonardo da Vinci, que trabajaba en la muralla exterior, planificando y construyendo las fortificaciones de la ciudad, y luego se retiraba a la cámara reservada para tallar o modelar una copa o la arqueta de un relicario. El oficio de Corpus Christi es como un antiguo instrumento musical curiosa y primorosamente incrustado con muchas piedras de colores y metales; el autor ha recogido textos remotos sobre el pasto y la fruición como hierbas raras; hay una ausencia notable de lo tonante y lo obvio en la armonía; y el conjunto va encordado con dos fuertes poesías en latín (…) ninguna traducción es buena o por lo menos lo bastante buena. ¿Cómo vamos a encontrar ocho palabras breves en inglés que realmente equivalgan a “Sumit unus, sumunt mille; quantum isti, tantum ille”? ¿Cómo va nadie a traducir realmente el sonido del “Pange lengua”, si ya la primera silaba es como un golpe de platillos?”

Los que no tenéis dificultad para la comprensión de la lengua francesa (idioma diplomático de la Santa Sede) podéis gozar de la explicación técnica de las composiciones y su ejecución gregoriana. Nos la proporciona Mr. Patrick Banken, de “Una Voce-Francia”.

¡Feliz fiesta de Corpus!