jueves, 13 de noviembre de 2025

Jueves de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (7,22–8,1):

La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos. La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.

Palabra de Dios


Salmo 118 R/. Tu palabra, Señor, es eterna


Santo Evangelio según san Lucas (17,20-25):

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»

Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

Palabra del Señor


Compartimos:

Controlar el futuro es algo que a todos nos gustaría. Se trata de estar seguros de lo que va a pasar/pasarnos para tratar de evitar todo lo que puedan ser males para nosotros o los nuestros, para nuestro pueblo, para nuestro país. Para controlar los posibles males que nos puedan llegar hemos terminado creando en nuestro mundo los seguros: de incendios, médicos, de jubilación, de daños, de viaje… La lista sería interminable. Y solo demostraría que, en realidad, la incertidumbre, la inseguridad ante el futuro nos da mucho miedo y que, por mucho que lo intentemos, es algo que no podemos controlar. “¿Qué va a ser de mí?” Es una de las preguntas que todos nos hacemos en un momento u otro de nuestras vidas, o quizá en muchos momentos.


Los fariseos habían oído hablar a Jesús de que el reino de Dios iba a llegar. En eso no tenían problema. El problema era el cuándo, conocer la fecha y momento exacto de esa venido. Eso es lo que le preguntan a Jesús. Pero Jesús se sale por la tangente. No se van a abrir los cielos. El reino no va a ser un espectáculo de luces y colores. Porque el reino está, dice Jesús a los fariseos, “dentro de vosotros”.


La respuesta sirve para todos los que andan buscando de milagro en milagro esos hechos maravillosos que digan que Dios, el Hijo del hombre, está aquí o allí. El aviso es que no conviene que perdamos el tiempo porque el reino está dentro de nosotros.


La respuesta sirve para nosotros, los que caminamos por este mundo un poco desesperados, cansados de no ver la luz, de seguir chapaleando en el barro de los problemas y asuntos que llenan nuestros días y nuestras horas. La respuesta nos invita a parar un poco, a detenernos, y mirar dentro de nosotros porque ahí está el reino que viene. Ahí encontraremos la paz necesaria para seguir caminando, la fuerza para levantar la cabeza y ver en el horizonte, sin necesidad de abrir los ojos, la aurora que nos llena de esperanza y nos anima a seguir luchando por la fraternidad y la justicia.

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