lunes, 3 de marzo de 2025

Lunes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (17,20-28):

A los que se arrepienten Dios les permite volver,

y consuela a los que han perdido la esperanza,

y los hace partícipes de la suerte de los justos.

Retorna al Señor y abandona el pecado,

reza ante su rostro y elimina los obstáculos.

Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia

y detesta con toda el alma la abominación.

Reconoce los justos juicios de Dios,

permanece en la suerte que te ha asignado

y en la oración al Dios altísimo.

En el abismo ¿quién alabará al Altísimo

como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?

Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza,

solo el que está vivo y sano alaba al Señor.

¡Qué grande es la misericordia del Señor

y su perdón para los que retornan a él!

Palabra de Dios

Salmo 31, Alegraos, justos, y gozad con el Señor

Santo Evangelio según san Marcos (10,17-27):

En  aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¿Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».


Palabra del Señor


Compartimos:

Lo primero que me llama la atención de este texto es la pregunta que hace el hombre a Jesús: “¿Qué haré para heredar la vida eterna?” Me hace pensar que a veces estamos tan preocupados por el futuro que no somos capaces de vivir el presente. Este hombre está pensando en qué va a ser de él después de la muerte. Pero parece que no está pensando mucho en lo que tiene ahora entre manos. Hubiese entendido mejor la pregunta si hubiese preguntado algo así como “¿Qué haré para vivir una vida plena?” Porque lo que tenemos entre manos es ya la vida, el mejor regalo que nos ha dado el Señor. Y hay que aprovechar a fondo este don, disfrutarlo, gozarlo, recrearse en él, deleitarse. La verdad es que no tenemos otra cosa. Como decía un sacerdote ya mayor: por mucho que apretemos los puños no vamos a lograr alargar ni un minuto más esta vida que se nos regala, este presente. Por eso hay que vivirlo a fondo.


Lo segundo que deberíamos pensar es en qué consiste para nosotros eso de disfrutar, gozar, deleitarnos en la vida que se nos ha regalado. Alguno ya estará pensando en tener muchas cosas, casas, coches, muchas otras cosas y, por supuesto, dinero en el banco para comprar muchas otras. ¡Error! Tengo muchas dudas que todas esas cosas nos ayuden a disfrutar de verdad de la vida. La verdad, la mera verdad, es que la vida solo se disfruta en el amor compartido. Eso sí que es verdadero gozo. El que brota de la fraternidad, de las manos abiertas, del encuentro gozoso con los otros, de la justicia que no excluye ni condena a nadie sino que salva y forma familia. ¿No es eso el Reino? ¿No es ese el significado más profundo de la Eucaristía? Ahí y solo ahí está nuestra salvación, la vida plena.


Lo de tener muchas cosas, mucho poder, mucha seguridad no lleva a nada más que a la soledad. Se ve muy claro en el final de la película “El Padrino II”. La película termina con una escena en la que el padrino, el protagonista, está solo en una enorme casa. Ha matado a todos sus enemigos. Tiene todo el poder. Pero está solo, solo. ¿Es eso disfrutar de la vida?

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