Primera Lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,19-25):
Teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
Palabra de Dios
Salmo 23,R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Santo Evangelio según san Marcos (4,21-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»
Palabra del Señor
Compartimos:
Siguen teniendo actualidad las parábolas de Jesús porque son atractivas, cautivadores, novedosas, atrayentes. Con pocas palabras invitan a la genta a “entrar” en el Reino de Dios y a construir con paciencia y esperanza un mundo más diferente, más fraterno. Tal como lo quiere Dios.
El Reino, como Jesús mismo, no es para quedarse escondido, en secreto, sino para ser vivido, proclamo y testimoniado. Jesús huye de las cosas escondidas y que quedan en secreto, no quiere que nos convirtamos en una secta, en un mundo separado.
Con frecuencia repetía: “Quien tenga oídos para oír, que oiga” “Si se esconde algo es para que se descubra si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz”. Jesús viene a decir que no tengamos nada que ocultar, que seamos transparentes, que todos vean y palpen nuestra forma de vivir y ésta mueva a los demás a creer en los que nosotros creemos y a vivir como nosotros vivimos. Tenemos que saber valorar el gran don que es la luz del Evangelio y rendir los dones que hemos recibido.
Para seguir a Jesús hay que “tener oído”, escuchar su mensaje, abrir el corazón y sintoniza con Él. Así se empieza a ser cristino.
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