La beata Juana de Aza fue la madre de santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores. Proveniente de una familia noble, ella y su familia se llegaron a caracterizar por la ejemplaridad de sus virtudes y profunda vida cristiana.
Síntesis biográfica
Juana nació en la villa de Aza hacia el año 1140. Heredó de su familia el señorío de Caleruega tras contraer matrimonio con Félix de Guzmán. Fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos: Antonio (venerable), Manés (beato) y Domingo (santo y fundador de la Orden de Predicadores). De ella se afirma en la obra Vida de santo Domingo de 1272 que era una mujer «honesta, casta, intachable, prudente y muy compasiva con los pobres y afligidos, brillando por su virtud y buena fama».
Los hijos de Félix y Juana fueron educados en las virtudes de su madre. Todos los días las puertas del Torreón de los Guzmanes se abrían para repartir alivios y afectos a los pobres, transeúntes y peregrinos. Las vocaciones de sus hijos nacieron de la educación cristiana y vida ejemplar que les fue brindada en su hogar.
La especial devoción de Juana de Aza por el monasterio benedictino de Silos y su santo fundador Domingo, es el origen del nombre de su hijo menor. Tras su muerte entre los años 1202 y 1205, se desarrolló una especial devoción hacia esta santa mujer en todas las localidades cercanas. El pueblo admira y recuerda sus virtudes de compasión, misericordia y generosidad con los más necesitados.
¿Qué nos dice hoy?
Juana de Aza y su familia nos recuerdan el valor del amor, la educación y la convivencia familiar. La familia ocupa un lugar esencial e insustituible en la sociedad. El testimonio de vida de los Guzmanes nos ayuda discernir cuáles son aquellos valores esenciales que, a pesar de las transformaciones culturales, siempre desempeñarán un valor importante en la vida de las personas.
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