miércoles, 10 de julio de 2024

Miércoles de la XIV Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Oseas (10,1-3.7-8.12):

Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía. Tiene el corazón dividido, ahora lo expiará: él mismo destruirá sus altares, abatirá sus estelas. Ahora dicen: «No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey?» Desaparece Samaria, y su rey, como espuma sobre la superficie del agua. Son destruidos los altozanos de los ídolos, el pecado de Israel. Cardos y abrojos crecen sobre sus altares; gritan a los montes: «Cubridnos», a los collados: «Caed sobre nosotros.» Sembrad justicia y cosecharéis misericordia. Roturad un campo, que es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y llueva sobre vosotros la justicia.

Palabra de Dios

Salmo 104 R/. Buscad continuamente el rostro del Señor

Santo Evangelio según san Mateo (10,1-7):

En aquel tiempo, Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»

Palabra de Dios

Compartimos:

¡Otra vez a vueltas con la cosecha! Hoy Oseas habla de las semillas de la justicia, en un campo nuevo donde Dios mismo haga llover la justicia. Y el evangelio dice que el Reino está cerca. Nunca sabremos medir bien los “cercas” de Dios. Pensamos en días, meses, años o quizá edades enteras. El pueblo de Israel ha esperado durante miles de años. Y los cristianos creemos que el Reino ya ha llegado con la salvación de Cristo. Ni es tampoco un lugar geográfico. Cerca puede ser aquí mismo y también en la eternidad del paraíso. Y sin embargo, seguimos anhelando la justicia y la paz aquí y ahora. Sobre todo en estos tiempos en que ya no nos sorprende la corrupción, la mentira, la falta de justicia, el atropello de las instituciones, el deterioro de la moral, la división política, el enfrentamiento continuo, la persecución religiosa, las guerras y la miseria en tantos lugares… ¿Qué quiere decir “cerca”?


Cerca parece querer decir en el mismísimo momento en que se acepta la salvación de Cristo con todas las consecuencias: ya no se puede obrar como antes; hay que estar del lado de la verdad; hay que mantener la paz y la esperanza en medio de toda la inmundicia; hay que sembrar la justicia, para que llueva la justicia. Entonces, parece que cerca va a querer decir distintas cosas para distintas personas y comunidades. En otro pasaje, Jesús le responde al escriba que asegura que el mayor mandamiento es amar a Dios y amar al prójimo, que está cerca del Reino. ¿Está cerca el Reino o se acerca o aleja depende de la siembra de justicia? ¿Está cerca el Reino o hay que buscar al Señor hasta que baje y haga llover la justicia? Parece que ambas cosas. Y buscar al Señor también quiere decir buscar a los alejados. Es también un acto de justicia, una manera de sembrar la justicia: el que todos lleguen al conocimiento de la verdad. ¿Cómo llegarán al Reino si nadie siembra, si no se anuncia, si no se les acerca la justicia de Dios? Sembrar justicia (es decir, todo lo recto, santo, verdadero y bueno) es saber que el Reino está cerca.

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