sábado, 1 de junio de 2024

Sábado de la VIII Semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Judas (17.20b-25):

Acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Continuando el edifico de nuestra santa fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando a que nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia, os dé la vida eterna. ¿Titubean algunos? Tened compasión de ellos; a unos, salvadlos, arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por la carne.

Al único Dios, nuestro salvador, que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, gloria y majestad, dominio y poderío, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre y ahora y por todos los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo 62,R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

 Santo Evangelio según san Marcos (11,27-33):

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»

Jesús les respondió: «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.»

Se pusieron a deliberar: «Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no le habéis creído?» Pero como digamos que es de los hombres…» (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)

Y respondieron a Jesús: «No sabemos.»

Jesús les replicó: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

Palabra del Señor

Compartimos:

¿Quién te ha dado permiso para actuar así, para hacer lo que haces? ¿De qué vas? ¿Con qué autoridad haces eso? Son las increpaciones que le hacen a Jesús los que llenos de ira y envidia, lo rechazan frontalmente. Sin embargo, no consiguieron que Jesús claudicara de su misión ni dejara de hacer aquello por lo que había venido al mundo.


Que nadie coarte tu libertad, que nadie impida impida que puedas realizar tus mejores sueños, que nadie te quite la ilusión. Si tu actuar es bueno, si nace del amor, si es para el bien de los demás, aunque cuestione todos los sistemas y todas las tradiciones, es semilla del Reino de Dios. Jesús fue un hombre libre, nada ni nadie, como puedes observar en el evangelio de hoy, le impidió cumplir la voluntad de su Padre.


San Justino, el mártir que hoy recuerda la liturgia, también fue un hombre libre. nos cuenta que tuvo un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad, luego del cual, llegó a la fe cristiana. Fundó una escuela en Roma, donde enseñaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, considerada como la verdadera filosofía. En ella, de hecho, había encontrado la verdad y por tanto el arte de vivir de manera recta. Por este motivo fue denunciado y fue decapitado en torno al año 165,


Ser libre como tú Jesús, ser valiente, decidido, confiado; aunque nadie me entienda, aunque los míos no me comprendan, aunque no sea políticamente correcto, aunque sea motivo de burla o me señalen con el dedo. Quiero ser instrumento de tu amor para que a través mía puedas realizar tu sueño sobre este mundo. ¿Qué de qué voy? Voy de la voluntad del Padre.

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