lunes, 5 de febrero de 2024

Lunes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (8,1-7.9-13):

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la Tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el Arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: «El Señor quiere habitar en las tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre».

Palabra de Dios

Salmo 131, R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión

 Santo Evangelio según san Marcos (6,53-56):

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor.

Compartimos:

No se presenta Jesús como el maestro que enseña, sino como el sanador que da vida. La misión Jesús es rehacer al ser humano en todo: dignidad, esperanza, salud, sentido de la vida.


Jesús comienza su acción liberadora, se compromete en sanar los cuerpos y la vida entera. La gente lo reconoce, sabe que puede fiarse de él, no dejan de buscarlo, “colocaban a los enfermos en la plaza” La misión de Jesús no se queda solo en las palabras y la enseñanza, sino que se plasma en gestos concretos de renovación, de sanación.


Aprendamos de la cercanía de Jesús con las personas que sufren, basta que se sientan acompañados y comprendidos, eso tiene poder curativo. La cercanía humana nos da vida. ¿Somos nosotros ese manto que buscan tantos necesitados que pasan a nuestro lado para tocar a Cristo o su rostro? Salgamos a los caminos, seamos accesibles, no intocables.


Danos, Señor, la fuerza necesaria para ser, como tú, portadores de vida, de consuelo y sanación. Ayúdanos a tocar la vida con ternura y dejarnos tocar por el dolor del otro.

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