Primera lectura
Lectura del libro del profeta Joel (4,12-21):
«Que se levanten las naciones y acudan al valle de Josafat; allí me sentaré a juzgar a las naciones vecinas. Empuñen las hoces, porque ya la mies está madura, vengan a pisar las uvas, porque ya está lleno el lagar, ya las cubas están rebosantes de sus maldades. ¡Multitudes y multitudes se reúnen en el valle del Juicio, porque está cerca el día del Señor! El sol y la luna se oscurecen, las estrellas retiran su resplandor. El Señor ruge desde Sión, desde Jerusalén levanta su voz; tiemblan los cielos y la tierra. Pero el Señor protege a su pueblo, auxilia a los hijos de Israel. Entonces sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi monte santo. Jerusalén será santa, y ya no pasarán por ella los extranjeros. Aquel día los montes destilarán vino y de las colinas manará leche. Los ríos de Judá irán llenos de agua y brotará un manantial del templo del Señor que regará el valle de las Acacias. Egipto se volverá un desierto y Edom una árida llanura, porque oprimieron a los hijos de Judá y derramaron sangre inocente en su país. En cambio, Judá estará habitada para siempre, y Jerusalén por todos los siglos. Vengaré su sangre, no quedarán impunes los que la derramaron, y yo, el Señor, habitaré en Sión».
Palabra de Dios
Salmo 96R/. Alegraos, justos, con el Señor
Santo Evangelio según san Lucas (11,27-28):
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo gritando, le dijo: «¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!»
Pero Jesús le respondió: «Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica».
Palabra del Señor
Compartimos:
Dice Jesús en el Evangelio de Mt: “El que hace la voluntad de mi Padre que me envió, ese es para mí mi hermano, hermana y madre”. Cumplir la Palabra (Lc 11, 27-28) es hacer la voluntad de Dios.
María sin duda hizo la voluntad del Padre; su SÍ a Dios fue el hilo conductor de toda su vida. Por eso es más para María ser discípula de Cristo que haber sido Madre de Cristo. Como decían los Padres de la Iglesia: María concibió en la fe antes que hacerlo en su seno.
María es el signo del “nuevo estilo de vida”. Ella fue la que escuchó e hizo lo que Dios le pidió sin titubear ni vacilar. Desde la Encarnación al Calvario su vida fue un SI a la voluntad de Dios que se manifestó en diferentes y variadas circunstancias y situaciones. La vida de María se resume en un inicial y permanente SI a la voluntad de Dios.
¿Cómo vivió María la voluntad de Dios?
María creyó que lo aparentemente imposible se realizaría en ella. María cree sin dudar, por encima de toda apariencia, porque para Dios todo es posible.
María después de conocer lo que Dios haría, se entrega en forma absoluta a los planes de Dios. “Hágase en mi según tu Palabra”.
María dijo: “He aquí la esclava del Señor”. Ella es la mujer humilde y dócil, para que se haga en ella todo lo que Dios quiera. Dios vio la humildad de su esclava e hizo granes maravillas por Ella.
La voluntad de Dios es una voluntad amiga, benévola que quiere nuestra realización como una respuesta de amor a su amor, para convertirnos en instrumentos del amor divino al servicio de los demás. Hacer la voluntad de Dios no anula, sino que realiza, no quita sino que da, no disminuye la libertad, sino que la potencia y la hace más autónoma. Por eso dice Jesús “Bienaventurados”, felices, dichosos… los que cumplen la voluntad de Dios.
En Panamá, el Papa Francisco, invitando a imitar el sí de María decía a los jóvenes: “Le podemos decir con confianza de hijos: María, la “influencer” de Dios. Con pocas palabras se animó a decir “sí” y a confiar en el amor, a confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. Y todos nosotros hoy tenemos algo que hacer nuevo adentro, hoy tenemos que dejar que Dios renueve algo en mi corazón. Pensemos un poquito: ¿Qué quiero yo que Dios renueve en mi corazón?”
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