En el séptimo centenario de su canonización el santo Padre agradece en una carta “su herencia humana, sacerdotal e intelectual”
Qué duda cabe de que santo Tomás de Aquino (1225,1274, es uno de los grandes gigantes de la historia del cristianismo. Autor de la "Suma Teológica", impregnó de razón los principales fundamentos de la teología medieval. Por ello, la Iglesia le proclamó doctor y santo. De hecho, este año se cumple el séptimo centenario de su canonización, Unido al hecho de que en 2024 de conmemora el 750 aniversario de su muerte y, en 2025, el 800 de su nacimiento, el santo Padre le ha querido rendir su propio homenaje.
Lo ha hecho con una carta que ha enviado a los tres obispos de la región Italiana originaria del santo medieval, Mariano Crociata, pastor de Latina, Gerardo Antonazzo, de Sora, y Anbrogio Spreafico, de Frosinone. En la misiva, Bergoglio recorre estos siete siglos tras ascensión a los Altares de santo Tomas de Aquino y agradece que todos hayamos podido haber recibido el regalo de su herencia, sacerdotal e intelectual
Un legado de su vida
Su legado, presente tanto tiempo después de su presente, nos llama a "reconocer la acción eficaz del Espíritu, que guía a la Iglesia en la Historia y, además, la respuesta generosa del hombre"; que experimenta, como una gracia, los talentos naturales que ha recibido y que cultiva" hasta su máxima potencia. Para el Papa, así lo experimentó el propio santo Tomas de Aquino, que escribió que "la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona ". De ahí que , como esencia de su filosofía, la razón, inclinación natural humana, se pusiera al servicio de la fe.
Aunando "verdad y fe", a partir de la Trinidad de Dios y de la divinidad y la humanidad de Cristo", el teólogo" se dedicó generosamente a la evangelización" aunando elementos como "la oración, el estudio serio y apasionado, una imponente teología y cultural o la predicación ". Siendo "un hombre apasionado por la verdad", ello lo motivaba a "buscar continuamente el rostro de Dios".
Tras Pablo VI y Juan Pablo II
recordando que Pablo VI lo definió como "una luz de la Iglesia y del mundo entero" y Juan pablo II reiteró que "amó de forma desinteresada la verdad", la memoria de santo Tomás de Aquino, que también se entregó a "la construcción paciente y sinodal de la comunidad", ha de servir de guía" en una Iglesia en la que la dimensión comunitaria se nutre y se manifiesta en la vida sacramental y en la liturgia, en la espiritualidad, en la 'diakonia' cultural e intelectual, en el testimonio creíble y en la caridad y la atención a los pobres y vulnerables".
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