NEIGHBOURS
Traducción: Alejandro de los Santos Pérez.
Una literatura se construye con libros tan medidos, tan aparentemente sencillos, tan ricos en su espectro de caracteres, tan precisos en su uso del espacio y del tiempo (parece una lectura lúcida de las enseñanzas aristotélicas para el arte teatral) como este Neighbours. La editorial Los Libros de las Malas Compañías (dentro de su colección Libros del Baobab, en la que se incluye este volumen) ha optado por no traducir el título que la autora mozambiqueña Lília Momplé (Isla de Mozambique, 1935) le puso a su novela, escrita en portugués. Lo justifica la autora en una especie de prefacio: deja clara la maléfica influencia que el régimen del apartheid sudafricano tuvo sobre sus vecinos, como fue el caso de la ex colonia lusa de Mozambique. Neighbours es la primera de sus novelas que se traduce al español.
Resulta tan eficaz como ingeniosa la forma en que Momplé –una de las escritoras más reconocidas de la literatura africana, y que no se siente neocolonizada por escribir en la lengua de la antigua metrópoli– dispone su material narrativo. La trama empieza de forma simultánea en tres viviendas de dos barrios de Maputo un día de mayo de 1985 a las 19 horas: en casa de Narguiss, en casa de Leia y Januário, y en casa de Mena y Dupont. Vemos cómo avanza la noche de forma implacable: a las 21 horas, a las 23 horas, y a la l de la madrugada. Con un epílogo a las ocho de la mañana del día siguiente. No necesita Momplé ni muchas palabras ni muchas florituras para ofrecer un fresco de la sociedad mozambiqueña, con pinceladas históricas sobre la colonización, la guerra por la independencia, la contienda civil, la acogida de miembros del Congreso Nacional Africano como refugiados políticos, las actividades subversivas sudafricanas en un país de la órbita socialista, además de gastronomía, sexo, opresión de clase y de la mujer… La autora ha aprovechado la influencia de clásicos de la novela negra estadounidense, pero llevándolos a su propio terreno. Las figuras más atractivas son las femeninas: Narguiss, Leia y Mena. Pero la mano de acuarelista de Momplé también enriquece su paleta cuando tiene que referirse a los tres maridos (Abdul, Januário y Dupont, y a los compañeros de fechorías y tragedia de este último).
Son apenas 172 páginas que se devoran como un viaje en tren en el que no hay desviaciones ni paradas intermedias, salvo los entrecruzamientos de unas vidas gracias a la maestría de una observadora de la realidad que no trata de convertirse en un ser supremo y que cuenta sin condescendencia y las dosis de compasión necesarias para que se haga el lector su composición de lugar. Momplé conoce el arte universal de engañarse a uno mismo y de las consecuencias que acarrea, y sabe, como una buena pintora con palabras, mezclar la historia con la pasión, las creencias con el deseo, las ilusiones rotas con el destino que uno mismo se fragua con sus elecciones. Neighbours es una estupenda novela sin pretensiones, y es eso precisamente lo que la hace magnífica. Una novela negra africana de ley.
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