El peso de la ascesis y la mística en la obra –y vida– de Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) es irrefutable La exposición ‘Joan Miró. Misticismo y vanguardia’, que acaba de ser inaugurado por el Museo Diocesano y la Catedral de Barcelona, lo pone de manifiesto de forma extraordinaria. “Es uno de los temas fundamentales de Miró, bien conocido por la crítica y, de hecho, mucho se ha escrito sobre él. Pero la mayoría de exposiciones sobre Miró no suelen incidir en ese aspecto, y mucho menos convertirlo en protagonista, como en esta exposición”, afirma la comisaria de él, José Óscar Carrascosa.
“Es decir, no estamos proponiendo nada nuevo, es algo bien conocido, por lo que no defendemos ninguna tesis que pueda ser rebatida -añade-, sino que nos estamos centrando en un aspecto fundamental del que, por una u otra razón , la mayoría de las exposiciones de Miró no tratan”. ¿Porque? El comisario lo ignora. “No sé, porque es un aspecto muy reconocido, con abundante literatura científica, pero digamos que la mística y el ascetismo no es un tema especialmente popular, pero es fundamental”.
Tanto es así que Carrascosa piensa -no sólo por su papel de comisario- que la exposición, abierta hasta el 18 de junio, es imprescindible. “Es una exposición necesaria para reivindicar -no sé si la palabra es ‘reivindicar’- pero es para poner en valor esta evidencia en la obra de Miró”. La fe, la religión, el misticismo, el ascetismo, es más que evidente en el arte de Miró. “Es un camino evidente, absolutamente inherente a Miró. En ningún caso puede entenderse a Miró sin la influencia de sus lecturas místicas y ascéticas, sin sus lecturas religiosas. Sin la dimensión religiosa no podemos entender a Joan Miró”.
Las lecturas de raíz religiosa, amplias y diversas, trascienden la obra del artista catalán. “La importancia de sus lecturas ascéticas, místicas, sus lecturas religiosas en general, fue enorme. Por otro lado, las lecturas vanguardistas, los contextos filosóficos, hermenéuticos, mágicos, esotéricos, también fueron muy manejados por el círculo artístico e intelectual en el que se movió Miró, especialmente con las influencias que recibió en este último sentido, de las vanguardias, por André Massoncon quien compartió taller de 1922 a 1923”, recuerda el curador.
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