Como el Niño Dios, admitimos sus regalos con mucha ilusión. Por eso, también nosotras le damos lo que tenemos como don del cielo. Le entregamos nuestro corazón, nuestro afecto, oración y gratitud.
Queridos Reyes, gracias por seguir el camino de la fe y ayudarnos a que nosotros lo vivamos siendo guiados por la misma estrella de Jesús.
Gracias, porque llenáis de luz y bondad a pequeños y grandes, con la grandeza del amor y de amistad entre todos los pueblos de la tierra.
MM. Dominicas
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