martes, 31 de enero de 2023

Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (12,1-4):

HERMANOS: Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Palabra de Dios

Salmo 21,R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan

 Santo Evangelio según san Marcos (5,21-43):

EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «Quién me ha tocado el manto?». Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “Quién me ha tocado?”». Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los píes y le confesó toda la verdad. Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

Compartimos:

El evangelio de hoy debe sobrecogernos si somos capaces de no perdernos en lo anecdótico. Alrededor de Jesús surge la vida, la muerte es vencida y los sin-esperanza renacen. Jesús aparece ante nosotros como el único médico capaz de dar al ser humano su genuina dignidad, la paz autentica, la vida verdadera.

Ojalá los cristianos supiéramos de verdad celebrar la vida, es decir, esperar contra toda esperanza que la VIDA es más fuerte que la muerte. Esta aparece siempre más poderosa, porque la violencia, el caos,... son su rostro, y el amor ¡parece tan débil!. Sobre todo hoy que vivimos en un mundo que al mismo tiempo que exalta y defiende la vida, la juventud, la diversión, el ocio... inventa nuevas formas de muerte.

Celebremos la vida nueva que surgió de la muerte de Jesús, aquí debemos aprender a leer el misterio de la vida, tan cercano siempre a la muerte. Pues la vida está ligada esencialmente al amor, y ¿en que consiste amar sino en dar la vida libremente hasta la muerte?

El odio, el egoísmo, la insolidaridad, la injusticia, la pasividad engendran muerte. Quién lucha contra las formas de muerte, crea y comunica vida. Quién arriesga su vida y corre la carrera que le toca, sin retirarse, cansarse, desanimarse; quien da su vida por amor hace posible la esperanza y la vida de los otros. Sólo el amor crea vida y la devuelve a quien la ha perdido.

lunes, 30 de enero de 2023

El Papa concede indulgencia plenaria por el Jubileo de Santo Tomás de Aquino

  Del 28 de enero de 2023 al 28 de enero de 2026 se celebrará el triple jubileo de la canonización, muerte y nacimiento de Santo Tomás de Aquino.

  Con este motivo, la Penitenciaría Apostólica ha concedido la indulgencia plenaria "a los fieles bien dispuestos que participen en las celebraciones eucarísticas organizadas por la Familia Dominicana en nuestras iglesias y colegios con motivo del jubileo de la canonización y muerte de Santo Tomás de Aquino (del 28 de enero de 2023 al 28 de enero de 2026), así como a los fieles que peregrinen a las iglesias, santuarios y oratorios bajo su advocación".

  La Penitenciaría Apostólica procederá lo antes posible a la entrega ordinaria del decreto, que se publicará en la página web de la Orden. Cada entidad de la Orden puede ya anunciarla públicamente, proporcionando la catequesis necesaria sobre el significado de la Indulgencia y sobre las condiciones prescritas por la Iglesia para su recepción.

  Con motivo de la concesión de la indulgencia plenaria, fray Gerard Francisco Timoner III, maestro de la Orden de Predicadores ha escrito una carta dirigida a la Familia Dominicana:

Fiesta de la Conversión de San Pablo

Goa, India, 25 de enero de 2023

Prot n. 50/22/677 Jubileo Santo Tomás de Aquino

Queridos hermanos y hermanas de la familia Dominicana,

El 18 de julio de 2023 se celebra el VII centenario de la canonización de nuestro estimado hermano Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, y el 7 de marzo de 2024 el 750 aniversario de su muerte. Recordamos con gratitud que en 1974, San Pablo VI escribió la Carta Apostólica Lumen Ecclesiae para conmemorar el VII centenario de la muerte del Doctor Angélico.

Con el fin de encender aún más nuestro espíritu de gratitud al Señor, Dador de todas las gracias, solicitamos a la Santa Sede la concesión de la indulgencia plenaria (ver rescripto adjunto) para los fieles debidamente dispuestos que participarán en las celebraciones eucarísticas organizadas por la Familia Dominicana en nuestras iglesias y escuelas en las ocasiones importantes del jubileo de la canonización y muerte de Santo Tomás de Aquino, y para los fieles que peregrinarán a iglesias, santuarios y oratorios bajo su patrocinio. Las celebraciones del doble jubileo serán del 28 de enero de 2023 al 28 de enero de 2025. Por favor, proporcionen la catequesis necesaria sobre el significado de la indulgencia, así como las condiciones prescritas por la Santa Madre Iglesia para su digna recepción.

Como Doctor de la Iglesia, Santo Tomás sigue siendo un excelente modelo y maestro para nosotros hoy. Como señaló San Pablo VI, el Doctor Angélico concibió "la relación entre todo el orden creado y el orden de las verdades religiosas y especialmente del mensaje cristiano" no en términos de oposición sino de cierta armonía ordenada: "La gracia no disminuye la naturaleza, sino que la lleva a su cumplimiento, mientras que la naturaleza está subordinada a la gracia, la razón a la fe y el amor humano a la caridad divina"¹. Además, en fidelidad fiel a Santo Domingo que hablaba con Dios (oración) o de Dios (predicación), Tomás enunció una manera de mantener en tensión fructífera las dimensiones contemplativa (estudio y oración común) y apostólica de nuestra vida dominicana: "Porque así como es mejor iluminar que simplemente brillar, así es mejor dar a los demás los frutos de la propia contemplación que simplemente contemplar"². Conscientes de esta importante dimensión de la espiritualidad dominicana, nuestros capítulos generales nos han recordado que debemos mantener siempre la armonía y la sinergia entre nuestra vida dominicana y nuestra misión.

Que nuestra celebración del doble jubileo en la vida de Santo Tomás nos impulse a servir a Dios y a la Iglesia con gran dedicación y profunda humildad - le dijo a Reginald - "mihi videtur ut palea” (todo lo que he escrito me parece paja); a y no buscar recompensa en este mundo excepto estar con Dios - “Domine, non nisi Te" (Señor, nada más que tú).

Fray Gerard Francisco Timoner III, OP

Maestro de la Orden

Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (11,32-40):

HERMANOS: ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; estos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos.

Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados —el mundo no era digno de ellos—, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra. Y todos estos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección.

Palabra de Dios

Salmo 30,R/. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en en Señor

 Santo Evangelio según san Marcos (5,1-20):

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:

«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes». Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «Cómo te llamas?». Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos». Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». El se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar. Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.

Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti». El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy Jesús se nos presenta de nuevo como liberador. Desde la fuerza del Reino es capaz de enfrentarse a la furia de un endemoniado, que tiene atrapado a un hombre. Este encuentro de Jesús revela la situación del mundo, de nuestro mundo. Todos sabemos que vivimos bajo la amenaza de la guerra, de la muerte, del hambre... de tantos signos de alineación y muerte.

La situación es difícil, pero sabemos y creemos que el poder del Hijo de Dios, supera a toda fuerza del mal. Sabemos y creemos que es el único que nos puede hacer recobrar la paz interior, el dominio de nosotros mismos y la dignidad humana, como al endemoniado nos puede hacer que aparezcamos sentados, vestidos y en sano juicio.

Nosotros en nuestra vida tenemos que ser presencia viva de la fuerza liberadora de Jesús, no debemos dejarnos atrapar por los signos de muerte, tenemos que ser fuertes y valientes de corazón. Para ello no dejemos pasar las oportunidades de ayudar a otro, esté cerca o lejos; de protestar y manifestar nuestra oposición a las guerras; de luchar por el bienestar de todos; de practicar la justicia; de atender al enfermo....

Y no dudemos que la fuerza liberadora realizada por Jesús a través de nuestras vidas ayudará renovar nuestro viejo mundo, además la fe nos proporciona la fortaleza para afrontar las más variadas circunstancias, porque sabemos que Dios tiene preparado algo mejor para nosotros.

domingo, 29 de enero de 2023

Oración de entrega

 Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida.

Cuando tenga sed, mándame alguien que necesite bebida.

Cuando tenga frío, mándame alguien que necesite calor.

Cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite consuelo.

Cuando mi cruz se haga pesada, haz que comparta la cruz de otro.

Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado.

Cuando me falte tiempo, dame alguien que necesite unos minutos míos.

Cuando sienta la necesidad de la comprensión de los demás,

 mándame alguien que necesite la mía.

Cuando sienta necesidad de que me cuiden, 

mándame alguien a quien tenga que cuidar.

Hazme digno, Señor, de servir a mis hermanos, que viven y

 mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy.

Dales, a través de mis manos, el pan de cada día; 

y dales paz y alegría, gracias a mi amor comprensivo.

¡Qué nada, de ahora en adelante, nos haga sufrir o llorar hasta 

el punto de olvidar la alegría de tu resurrección!

Tú eres el sol que resplandece del Padre;

 tú eres la esperanza de la eterna felicidad;

 tú eres el fuego del amor que incendia nuestros corazones…

Que la alegría de Jesús sea nuestra fuerza, que sea entre nosotros

 lazo de paz, de unidad y de amor.

Amén. 

(Madre Teresa de Calcuta)

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la Liturgia de hoy se proclaman las bienaventuranzas según el Evangelio de Mateo (cfr Mt 5,1-12). La primera es fundamental y dice así: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (v. 3).

¿Quiénes son los “pobres de espíritu”? Son aquellos que saben que no se bastan consigo mismos, que no son autosuficientes, y viven como “mendicantes de Dios”: se sienten necesitados de Dios y reconocen que el bien viene de Él, como don, como gracia. Quien es pobre de espíritu atesora lo que recibe; por eso desea que ningún don se desperdicie. Hoy quisiera detenerme sobre este aspecto típico de los pobres de espíritu: no desperdiciar. Los pobres en espíritu buscan no desperdiciar nada. Jesús nos muestra la importancia de no desperdiciar, por ejemplo, después de la multiplicación de los panes y de los peces, cuando pide que se recoja la comida que ha sobrado para que nada se pierda (cfr Jn 6,12). No desperdiciar nos permite apreciar el valor de nosotros mismos, de las personas y de las cosas. Pero lamentablemente es un principio a menudo desatendido, sobre todo en las sociedades más ricas, en las que domina la cultura del derroche y la cultura del descarte: ambas son una peste. Quisiera proponeros tres desafíos contra la mentalidad del derroche y del descarte.

Primer desafío: no desperdiciar el don que nosotros somos. Cada uno de nosotros es un bien, independientemente de las cualidades que tiene. Cada mujer, cada hombre es rico no solo de talentos, sino de dignidad, es amado por Dios, vale, es valioso. Jesús nos recuerda que somos bienaventurados no por lo que tenemos, sino por lo que somos.  Y cuando una persona se deja ir y se tira, se desperdicia a sí misma. Luchemos, con la ayuda de Dios, contra la tentación de considerarnos inadecuados, equivocados, y de compadecernos a nosotros mismos. 

Después, segundo desafío: no desperdiciar los dones que tenemos. Resulta que en el mundo cada año se desperdicia cerca de un tercio de la producción total de alimentos. ¡Y esto mientras muchos mueren de hambre! Los recursos de la creación no se pueden usar así; los bienes deben ser custodiados y compartidos, de forma que a nadie le falte lo necesario. ¡No malgastemos lo que tenemos, sino difundamos una ecología de la justicia y de la caridad, del compartir!

Finalmente, tercer desafío: no descartar a las personas. La cultura del descarte dice: te uso hasta que me sirves; cuando ya no me intereses o seas un obstáculo para mí, te tiro. Y se tratan así especialmente a los más frágiles: los niños todavía no nacidos, los ancianos, los necesitados y los desfavorecidos. Pero las personas no se pueden tirar, ¡los desfavorecidos no se pueden tirar! Cada uno es un don sagrado, y cada uno es un don único, en toda edad y en toda condición. ¡Respetemos y promovamos la vida siempre!  ¡No descartemos la vida!

Queridos hermanos y hermanas, planteémonos algunas preguntas. En primer lugar, ¿cómo vivo la pobreza de espíritu? ¿Sé hacer espacio a Dios, creo que Él es mi bien, mi verdadera y gran riqueza? ¿Creo que Él me ama o me tiro con tristeza, olvidando que soy un don? Y después: ¿estoy atento a no desperdiciar, soy responsable en el uso de las cosas, de los bienes? ¿Y estoy disponible para compartirlos con los otros o soy egoísta? Finalmente: ¿considero a los más frágiles como dones valiosos que Dios me pide que custodie? ¿Me acuerdo de los pobres, de quién está privado de lo necesario?

Que nos ayude María, Mujer de las bienaventuranzas, a testimoniar la alegría de que la vida es un don y la belleza de hacernos don.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Con gran dolor escucho las noticias que llegan desde Tierra Santa, en particular de la muerte de diez palestinos, entre los cuales una mujer, asesinados durante las acciones militares israelís antiterrorismo en Palestina; y de lo sucedido cerca de Jerusalén el viernes por la noche, cuando siete judíos israelís fueron asesinados por un palestino y tres resultaron heridos a la salida de la sinagoga. La espiral de muerte que aumenta cada día no hace otra cosa que cerrar los pocos destellos de confianza que hay entre los dos pueblos. Desde el inicio del año decenas de palestinos han sido asesinados en los tiroteos con el ejército israelí. Hago un llamamiento a los dos Gobiernos y a la Comunidad internacional, para que se encuentren, enseguida y sin demora, otros caminos, que incluyan el diálogo y la búsqueda sincera de la paz. ¡Recemos por esto, hermanos y hermanas!

Renuevo mi llamamiento por la grave situación humanitaria en el corredor de Lachin, en el Cáucaso Meridional. Estoy cerca de todos aquellos que, en pleno invierno, están obligados a hacer frente a estas condiciones deshumanas. Es necesario realizar todo esfuerzo a nivel internacional para encontrar soluciones pacíficas por el bien de las personas.

Se celebra hoy la 70ª Jornada mundial de los enfermos de lepra. Lamentablemente, el estigma vinculado a esta enfermedad sigue provocando graves violaciones de los derechos humanos en distintas partes del mundo. Expreso mi cercanía a los que la sufren y aliento al empeño por la plena integración de estos hermanos y hermanas nuestros. 

Dirijo mi saludo a todos vosotros, venidos desde Italia y de otros países. Saludo al grupo de Quinceañeras de Panamá y a los estudiantes de Badajoz en España. Saludo a los peregrinos de Moiano y Monteleone de Orvieto, a los de Acqui Terme y a los chicos del grupo Agesci Cercola Primo.

¡Y ahora con gran afecto saludo a los chicos y las chicas de Acción Católica de la diócesis de Roma! Habéis venido en la “Caravana de la Paz”. Os doy las gracias por esta iniciativa, más valiosa este año porque, pensando en la martirizada Ucrania, nuestro empeño y nuestra oración por la paz deben ser todavía más fuertes. Pensemos en Ucrania y recemos por el pueblo ucraniano, tan maltratado. Escuchemos ahora el mensaje que vuestros amigos, aquí junto a mí, nos leerán.

Queridos hermanos y hermanas, pasado mañana partiré para un viaje apostólico en la República Democrática del Congo y en la República de Sudán del Sur. Doy las gracias a las autoridades civiles y a los obispos locales por las invitaciones y por los preparativos de estas visitas, saludo con afecto a esas queridas poblaciones que me esperan.

Esas tierras están probadas por largos conflictos: la República Democrática del Congo sufre, sobre todo en el este del país, por los enfrentamientos armados y por la explotación; mientras que Sudán del Sur, desgarrado por años de guerra, no ve la hora de que terminen las violencias constantes que obligan a tantas personas a vivir desplazadas y en condiciones de gran penuria. A Sudán del Sur llegaré con el arzobispo de Canterbury y el moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia: viviremos así juntos, como hermanos, una peregrinación ecuménica de paz.

Os pido a todos, por favor, que me acompañéis en este viaje con la oración.

Y os deseo a todos un feliz domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.

sábado, 28 de enero de 2023

Domingo 4º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías (2,3;3,12-13):

Buscad al Señor los humildes de la tierra, los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad, quizá podáis resguardaros el día de la ira del Señor. Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca. Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145

R/. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención. Y así —como está escrito—: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

Palabra de Dios

Evangelio Según san Mateo (5,1-12a):

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy leemos este Evangelio tan conocido para todos nosotros, pero siempre tan sorprendente. Con este fragmento de las bienaventuranzas, Jesús nos ofrece un modelo de vida, unos valores, que según Él son los que nos pueden hacer felices de verdad. La felicidad, seguramente, es la meta principal que todos buscamos en la vida. Y si preguntásemos a la gente cómo buscan ser felices, o dónde buscan su propia felicidad, nos encontraríamos con respuestas muy distintas. Algunos nos dirían que en una vida de familia bien fundamentada; otros que en tener salud y trabajo; otros, que en gozar de la amistad y del ocio..., y los más influidos quizá por esta sociedad tan consumista, nos dirían que en tener dinero, en poder comprar el mayor número posible de cosas y, sobre todo, en lograr ascender a niveles sociales más altos.

Estas bienaventuranzas que nos propone Jesús no son, precisamente, las que nos ofrece nuestro mundo de hoy. El Señor nos dice que serán «bienaventurados» los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz, los perseguidos por causa de la justicia... (cf. Mt 5,3-11).

Este mensaje del Señor es para los que quieren vivir unas actitudes de desprendimiento, de humildad, de deseo de justicia, de preocupación e interés por los problemas del prójimo, y todo lo demás lo dejan en un segundo término.

Sábado de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (11,1-2.8-19):

HERMANOS: La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve. Por ella son recordados los antiguos. Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo “vigor para concebir” cuando ya le había pasado la edad, porque consideró fiel al que se lo prometía. Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas. Con fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, sino viéndolas y saludándolas de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.

Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver. Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo. Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.  Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia». Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.

Palabra de Dios

Salmo Lc 1,R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo

Santo Evangelio según san Marcos (4,35-41):

AQUEL día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!». El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

Palabra del Señor

Compartimos:

“La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve”. A partir del testimonio y la experiencia de insignes personajes del Antiguo Testamento la carta a los Hebreos va describiendo la riqueza y la fuerza de quien cree en Dios.

¿Cómo pudieron aquellos hombres y aquellas mujeres hacer lo que hicieron, mantenerse firmes, luchar contra corriente y sin tregua en el mundo hostil en que les tocó vivir? “Por la fe”, afirma el texto, repitiendo la expresión detrás de cada nombre como la melodía de fondo que dio sentido a sus vidas. La fe los convirtió en “peregrinos y forasteros en la tierra”, buscadores de una patria mejor.

La fe es un don de Dios que hay que pedir con confianza en la oración. Hasta los apóstoles le dijeron un día a Jesús: “Señor, auméntanos la fe”, porque se sentían flacos y débiles.

El episodio de la tempestad que nos cuenta hoy el evangelio hace entrar en pánico a los discípulos de Jesús que le gritan: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Jesús les dijo: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?” La fe que los discípulos necesitan para seguir a Jesús ha de ser firme; y, al mismo tiempo, les debe infundir paz y serenidad incluso en los momentos de tempestad y duda.

viernes, 27 de enero de 2023

Viernes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10,32-39):

HERMANOS: Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. «Un poquito de tiempo todavía y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá por la fe, pero si se arredra le retiraré mi favor». Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.

Palabra de Dios

Salmo 36,R/. El Señor es quien salva a los justos

Santo Evangelio según san Marcos (4,26-34):

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor

Compartimos:

¿Cuál era el secreto de su fortaleza en tantas y tan duras pruebas? Su secreto era que vivían de una fe auténtica y verdadera. Y no se asustaban tan fácilmente. Eran valientes como en el mismo texto bíblico se reconoce: “nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma”. Gracias a Dios sobre la fe de estos hermanos se apoya la nuestra, por eso les pedimos que nos cuiden, porque también ahora nos toca vivir tiempos difíciles.

El tema de evangelio de hoy es una enseñanza sobre cómo se desarrolla el reinado de Dios en esta tierra. Jesús, nuestro divino Maestro, nos explica con gran sabiduría que: “El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra… y la tierra va produciendo la cosecha ella sola”. Aquí se resalta la fuerza vital de la semilla, es decir, de la Palabra de Dios: crece progresivamente en el silencio, más allá de los éxitos y fracasos humanos, pues es Dios mismo quien la hace crecer. Pero esto no niega el esfuerzo humano, pues en la parábola se habla de la siembra y de la cosecha, que es el trabajo concreto que Dios ha confiado al agricultor.  Aunque nos parezca mentira, Dios nos necesita, pues no le parece bueno hacer Él solito todo el trabajo y quiere que nosotros le colaboremos con entusiasmo. ¡Qué honor tan grande, hermanos, ser colaboradores del Señor en la obra de la evangelización!

La segunda parábola también hace referencia a una semilla, la mostaza, y Jesús se fija en su pequeñez, pero hay que ver cuánto puede crecer.  Así es el Reinado de Dios: aparentemente se trata de algo insignificante; pero una vez en movimiento, no tiene fronteras, está abierto a todos los pueblos y naciones de la tierra. 

Estas dos parábolas son un mensaje de ánimo y de esperanza, no sólo para los discípulos de aquel entonces, sino también para nosotros, los discípulos de ahora. Es una invitación a trabajar en los asuntos del reino, confiando no en nuestras fuerzas, sino en el poder de Dios. En una de sus cartas escribió S. Pablo: “Ni el que planta ni el que riega es importante, sino Dios que hace crecer la semilla”.

jueves, 26 de enero de 2023

Jueves de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10,19-25):

Teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.

Palabra de Dios

Salmo 23,R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Santo Evangelio según san Marcos (4,21-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»

Palabra del Señor

Compartimos:

La liturgia de hoy recuerda a los santos Timoteo y Tito. Fueron discípulos predilectos de San Pablo y a ellos les escribe unas cartas cuyas enseñanzas nos ayudan a conocer mejor los afectos y sentimientos tan humanos del gran apóstol Pablo. Le dice a Timoteo: “tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día”. Pablo lo quería como un padre quiere a su hijo.

 Y en esta carta de hoy yo descubro también la importancia de la familia en la transmisión de la fe cristiana. Pablo se llena de alegría “refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú”.

Podemos situarnos en aquellos primeros años de evangelización de Europa en medio de persecuciones y viendo al gran apóstol Pablo encarcelado en Roma esperando ser presentado ante el tribunal del Emperador que lo condenó a ser decapitado. Hoy nos parece imposible que las comunidades cristianas hayan podido resistir tanto sufrimiento. Pero la sangre de los mártires ha sido siempre y será semilla de nuevos cristianos. Decía el Cardenal Narciso Jubany recordando el martirio del Obispo Irurita de Barcelona: “En la historia humana hay un gran misterio: el de la persecución del mal contra el bien. Jesucristo nos da la razón de ese misterio. El martirio pertenece a la misma esencia de la identidad cristiana. Sin el martirio no existiría la Iglesia. El misterio de la persecución hace que la perversidad humana aborrezca a quienes llevan estampado el nombre de Dios en su vida”.

Sabemos de tantos miles de cristianos asesinados por su fe en Jesús  también hoy día en Irak, Siria y otros lugares. Es el testimonio de estos hermanos nuestros el que nos mantiene despiertos.

miércoles, 25 de enero de 2023

Oración de paz interior

 Bendito padre celestial,

gracias te damos por un día más de vida

por el aire que respiramos, por la paz que nos das

por estar siempre a nuestro lado, nuestro guía y nuestro escudo protector

¡Ruego tu salvación!


Bendito padre eterno,

gracias te damos por la fuerza que tu nos das

por permitirme llevar nuestras tareas a feliz término

por iluminar nuestro sendero cada día

¡Ruego tu dirección!


Bendito padre santo

gracias te damos, por concedernos estar junto a nuestros seres queridos

por ese regalo de vida que son los hijos,

esa bendición que son los padres,

por ser nuestro fiel acompañante

¡Ruego tu protección!


Bendito Dios del Universo

gracias te damos por nuestras amistades, y compañeros de trabajo,

con los que interactuamos día a día

también por ellos y para ellos

¡Os ruego tu salvación!


Bendito padre de la gloria,

gracias te damos por nuestro hogar,

por esta hermosa familia, que nos ayudes a amparar

para que estemos unidos, en salud y bienestar

¡Os ruego tu bendición, dirección y protección!


Bendito padre amado,

tranquilo(a) me he de acostar,

porque confiando en ti,

nuestras almas siente la paz que solo tú me das.

Amén.

Conversión de San Pablo

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,3-16):

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»

Palabra de Dios

Salmo 116,R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Santo Evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

En medio de la agitación que sigue a su arresto, Pablo logra hablar con el oficial romano y demostrar que él no es un cabecilla revoltoso contra el Emperador, sino un respetable ciudadano romano nacido en Tarso.

En su discurso Pablo deja claro que su misión y envío a las naciones  lo ha recibido del mismo Jesús después de su conversión en el camino de Damasco. Y esta conversión sucedió cuando se encontró cara a cara con Jesús resucitado. El diálogo de Pablo con Jesús es realmente emocionante. Aquí nace de verdad un nuevo apóstol: ¿Qué debo hacer, Señor?

En el texto del evangelio de Marcos se acentúa la incredulidad y la misión de los discípulos. Cristo resucitado libera a los suyos de su ceguera dándoles el encargo de abrir los ojos a los demás. Nos sorprende la confianza tan grande de Jesús en aquellos hombres que Él había elegido, pero que seguían llenos de dudas. Su palabra será fecunda porque es el mismo Jesús el que habla por su boca.

Todo cristiano, también nosotros hoy día, somos enviados a proclamar la buena noticia de la resurrección del Señor y a sembrar el mensaje de Jesús en  nuestra familia, nuestros ambientes, nuestras comunidades. La Palabra de Dios es vida y cuando se comparte, es fuente de alegría para quien la escucha con corazón abierto.

martes, 24 de enero de 2023

Martes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (10,1-10):

HERMANOS: La ley, que presenta solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios. Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia? Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año, los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, al entrar él en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios

Salmo 39,R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Santo Evangelio según san Marcos (3,31-35):

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenia sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor

Compartimos:

El sacerdocio de Cristo nos hace a todos los creyentes sacerdotes como Él, al darnos la posibilidad de ofrecer nuestras vidas en amor y servicio a Dios y a nuestros hermanos. Esa es  nuestra ofrenda. Así quedamos incorporados al sacrificio de Cristo. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que somos miembros del Cuerpo de Cristo y sacerdotes con Él. 

Este «sacerdocio de los fieles», con todas sus consecuencias, ha sido redescubierto por el Concilio Vaticano II. Todos los creyentes, sin distinción y en virtud del bautismo recibido, somos sacerdotes; nuestra función sacerdotal es ofrecer nuestras vidas al servicio de Dios y de nuestros hermanos. Este sacerdocio común de todos es el que da sentido al ministerio ordenado –obispos, presbíteros y diáconos–, instituido por Jesucristo para estar al servicio de la comunidad. El alcance de este redescubrimiento está revolucionando poco a poco la vida de la Iglesia, convirtiendo a la hasta ahora masa silenciosa y pasiva del laicado en protagonistas, por derecho propio, en todo lo que concierne a la misión de la Iglesia en el mundo, en comunión de corresponsabilidad, no de obediencia ciega, con la jerarquía de la Iglesia. 

lunes, 23 de enero de 2023

Lunes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (9,15.24-28):

HERMANOS: Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. Cristo entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.

Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena. Si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde la fundación del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.

Palabra de Dios

Salmo 97,R/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas

Santo Evangelio según san Marcos (3,22-30):

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor

Compartimos:

El tema que se nos presenta a la meditación en este lunes es el del perdón de los pecados. En la lectura de la carta a los Hebreos se nos recuerda que “Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos”. Es la muerte del Señor en la cruz que se hace presente en la celebración de la Eucaristía para que todos  podamos recibir su perdón. Nunca nos cansaremos de dar gracias por este regalo tan inmenso de la Eucaristía que pone al alcance de todo cristiano el perdón de Dios. Por eso el Salmo nos invita a cantar al Señor porque ha hecho maravillas en favor de todos sus hijos.

El texto del evangelio de este día continúa profundizando en el tema del perdón de los pecados. Dice Jesús: “Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres”. Pero a continuación hace una acotación sobre un pecado imposible de perdonar: 

“el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre. Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo”.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el nº 1864 dice: “No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna”. Es el drama de la libertad humana que puede oponerse a Dios y a su Palabra y cerrar el corazón al perdón.

sábado, 21 de enero de 2023

Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Lectura del libro de Isaías (8,23b–9,3):

En otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

Palabra de Dios

Salmo  26,R/. El Señor es mi luz y mi salvación

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,10-13.17):

Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo». ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo? Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

Palabra de Dios

Evangelio

Santo Evangelio según san Mateo (4,12-23):

AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retirá a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos,porque está cerca el reino de los cielos». Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Palabra del Señor

Compartimos:

 No era más fácil en tiempos de Jesús. Cada época tiene sus propias dificultades. ¿A qué convocamos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Quiénes convocan? ¿Qué ofrecemos? ¿Qué encuentran entre nosotros los jóvenes? ¿Qué hemos visto y qué anunciamos y cómo?

           Jesús, al comienzo de su tarea, al convocar a sus primeros seguidores, ha hecho una llamada tajante: «Convertíos». Se dirige a todo el pueblo judío, ese pueblo que tantas veces ha caminado «en tinieblas  y en sombras de muerte» (primera lectura). Se trata de una transformación a fondo de los creyentes... que permita que su mensaje evangélico sea buena noticia y cale y sea acogido y transforme la realidad. Se trata de que mucho polvo se había ido acumulando en la vivencia de la fe, llegando a ocultar el auténtico rostro de Dios, a base de mirarse a sí mismos, a sus prácticas religiosas, a sus ideas... No miraban a los pobres, a la injusticia, a las necesidades de las gentes, a tantos excluidos y abandonados a su suerte... De todo ello se ocupará precisamente Jesús... pero quiere que se le unan todos los posibles. Y para empezar hace falta un cambio de mentalidad (convertíos).

Sábado de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (9,2-3.11-14):

HERMANOS: Se instaló una primera tienda, llamada «el Santo», donde estaban el candelabro y la mesa de los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada «Santo de los Santos».

En cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!

Palabra de Dios

Salmo 46R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Santo Evangelio según san Marcos (3,20-21):

En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy vemos cómo los propios de la parentela de Jesús se atreven a decir de Él que «está fuera de sí» (Mc 3,21). Una vez más, se cumple el antiguo proverbio de que «un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio» (Mt 13,57). Ni que decir tiene que esta lamentación no “salpica” a María Santísima, porque desde el primero hasta el último momento —cuando ella se encontraba al pie de la Cruz— se mantuvo sólidamente firme en la fe y confianza hacia su Hijo.

Ahora bien, ¿y nosotros? ¡Hagamos examen! ¿Cuántas personas que viven a nuestro lado, que las tenemos a nuestro alcance, son luz para nuestras vidas, y nosotros...? No nos es necesario ir muy lejos: pensemos en el Papa San Juan Pablo II: ¿cuánta gente le siguió, y... al mismo tiempo, cuántos le interpretaban como un “tozudo-anticuado”, celoso de su “poder”? ¿Es posible que Jesús —dos mil años después— todavía siga en la Cruz por nuestra salvación, y que nosotros, desde abajo, continuemos diciéndole «baja y creeremos en ti» (cf. Mc 15,32)?

viernes, 20 de enero de 2023

Oración ante tanto sufrimiento humano

 "Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al Gólgota donde lo crucificaron" (Jn 18,1-19, 42) 

Señor Jesús, ayer en Getsemaní y hoy en el Gólgota. No hay descanso. De una cena con amigos a una cruz sin apenas nadie y rodeado de ladrones y burlones. De unos gestos de servicio y amor verdadero a la crueldad del madero, a la violencia, las heridas, las provocaciones y la muerte. 

Así fue y así es. Somos capaces de lo mejor y de lo peor.  Señor Jesús, pero tu sacrificio, tu Pasión y tu muerte no fueron en vano. En tu cruz están todas las cruces de nuestro mundo: todas las heridas, todas las violencias, todos los maltratos, todos los dolores, todas las enfermedades, todas las pandemias, todas las hambrunas, todas las injusticias, todos los egoísmos, todas las faltas de servicio y todo el desamor.

Y tú te haces cargo de ellas, te las cargas a tu espalda y te encargas de que no nos pesen y de que por tu misericordia no sean la última palabra. 

Señor Jesús, pero a los pies de la cruz siempre hay alguien: en aquel tiempo tu madre y tu mejor amigo. En este, los sanitarios, la policía, los farmacéuticos, las personas que nos atienden en los supermercados, los transportistas, los sacerdotes que acompañan a las familias, las familias que se organizan para servir a quien se está dejando la vida por servir y curar, las personas que nos aman sin condiciones, los creyentes y no creyentes que oran para que la cruz no lo sea, para que no suframos, para que no sufras, para que Dios nos devuelva a la vida. 

Señor Jesús, hoy te vemos herido y maltratado, convertido en un hazmerreír, aparentemente impotente, doblegado por la realidad... pero te contemplamos haciendo la voluntad de tu Padre, entregando la vida por nosotros, por todos, perdonando hasta el último segundo, dándonos a tu madre para que nos acompañe, confiándote total y definitivamente al Padre. 

Señor Jesús, hoy te adoramos porque por puro amor das la vida por nosotros. Y es que vivir así es morir de amor. 

Hoy apoyar nuestra cabeza sobre tu Cruz y descansar en ti todas nuestras angustias y miedos, todas nuestras inseguridades y negaciones, todas nuestras faltas de amor. Enséñanos desde la Cruz a amar más y a amar mejor. Así te lo pedimos. Así sea

Viernes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (8,6-13):

Hermanos: Ahora a nuestro sumo Sacerdote, Cristo, le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores. Si la primera hubiera sido perfecta, no habría lugar para una segunda. Pero les reprocha: «Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza y yo me desentendí de ellos —oráculo del Señor—. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados». Al decir alianza “nueva”, declaró antigua la anterior; y lo que envejece y queda anticuado, está para desaparecer.

Palabra de Dios

Salmo 84,R/. La misericordia y la fidelidad se encuentran.

Santo Evangelio según san Marcos (3,13-19):

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él. El instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios: Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Palabra del Señor

Compartimos:

El evangelio de hoy relata la llamada de Jesús a los Doce. Llevamos toda la semana contemplando esa soberana libertad de Jesús, esa autoridad inusitada que desconcierta a quien le escucha. Del mismo modo, eligió a sus compañeros más cercanos: a los que Él quiso, sin “casarse” con nadie, sin dejarse llevar por nada.

Un pequeño detalle: Jesús fue llamando mientras subía a la montaña. Su manera de llamar es progresiva, nunca terminada… es gerundio. Sin dejar de subir la montaña, junto a ellos, los llama, porque quiere y como quiere. Y ahí entramos todos. Esa libertad genuina de Jesús transmite una gratuidad tan grande que lejos de rebajar la exigencia de quien es llamado, le hace más consciente del alto precio de la llamada.

Nada hay más “caro” que lo “gratuito”:

La gracia cara es el tesoro oculto en el campo por el que el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga. La gracia cara es el Evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama. Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida, es gracia porque le regala la vida (…) La gracia es cara porque obliga al hombre a someterse al yugo del seguimiento de Jesucristo, pero es una gracia el que Jesús diga: «Mi yugo es suave y mi carga ligera» (D. Bonhöeffer)

jueves, 19 de enero de 2023

oración de confianza

 Padre nuestro, te agradezco infinitamente la alegría

que siento al terminar un nuevo día.

Este día tuve la oportunidad de respirar, sentir 

y disfrutar de todos los beneficios y momento que me das.

Me dirijo confiadamente a ti para pedirte que nos ayudes:

 a los enfermos, a los que sufren, a los abandonados.

Confío en ti Señor,confiamos a todas las personas que forman parte de este gran camino llamado vida y de fe en nuestra Iglesia y otras Iglesias cristianas.

Cuida de nosotros y déjanos dormir bien y despertar mañana

 con vida y sin dolores ni preocupaciones serias.

Agradecemos todo los que haces por nosotros, tus cuidados.

Amén.

Jueves de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (7,25–8,6):

Hermanos: Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre. Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también Jesús tenga algo que ofrecer. Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la ley. Estos sacerdotes están al servicio de una figura y sombra de lo celeste, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la Tienda: «Mira», le dijo Dios, «te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña». Mas ahora a Cristo le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.

Palabra de Dios

Salmo 39,R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Santo Evangelio según san Marcos (3,7-12):

En aquel tiempo, Jesús se retirá con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor

Compartimos:

Todas las tradiciones espirituales nos recuerdan que nuestro comportamiento habitual con la divinidad sigue el mismo patrón que seguimos con las personas. Es decir, nos recuerdan que si quieres saber cómo es tu trato con Dios, a quien no ves, sólo tienes que mirar con verdad y lucidez cómo van tus relaciones humanas.

La carta a los Hebreos y el modo en que aplica a Jesús el título de Sacerdote (algo que históricamente sabemos que no quiso ser, al menos al estilo del sacerdocio judío), insiste también en uno de los modos más habituales y peligrosos de relacionarnos con Dios: el trueque o intercambio casi comercial… Es decir: te ofrecemos sacrificios y Tú, Dios, nos ayudas. Más aún: ni siquiera podemos ofrecerte sacrificios personalmente, sino que necesitamos mediadores “oficiales” porque nosotros no somos dignos de relacionarnos directamente contigo.

Con Jesús, este íntimo convencimiento, saltó por los aires. Por eso no fue un sacerdote como entendía el pueblo y a la vez, por eso podemos llamarle con razón Sumo Sacerdote, el Único en todo caso, que media entre Dios y nosotros. Ahora bien: su mediación no solo no nos deja fuera sino que al contrario: nos incluye personalísimamente para que cada uno entremos libremente en relación con Dios y ofrezcamos la vida, no cosas ni animales.

El convencimiento de Jesús era tal, que prohibía severamente que hablasen de Él si lo hacían en esos términos: si nos curas, venimos a Ti… si nos das de comer y multiplicas los panes, te seguiremos hasta el final…

miércoles, 18 de enero de 2023

Oración de fe cristiana

Señor nuestro Dios, vive con nosotros.

 Tócanos con tu Espíritu, para que nuestros corazones reciban algo de ti.

 Permítenos tener gozo, incluso en esta vida de lucha y tentación;

 encontrar alegría en todas las necesidades que confrontamos,

 incluso en la agonía de la muerte. Protégenos por medio

 de tu Palabra, que siempre sea luz para nosotros,

 para que podamos seguirte y hacer tu voluntad.

Acompáñanos en todos nuestros caminos. 

Guía todo con tu mano, hasta que se alcance 

el destino para toda la humanidad y podamos

 regocijarnos por encima de todas las

 pruebas y dificultades, porque al final 

recibiremos el premio glorioso. Amén.

Miércoles de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (7,1-3.15-17):

Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abrahán cuando este regresaba de derrotar a los reyes, lo bendijo y recibió de Abrahán el diezmo del botín. Su nombre significa, en primer lugar, Rey de Justicia, y, después, Rey de Salén, es decir, Rey de Paz. Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida. En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, es sacerdote perpetuamente. Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que no ha llegado a serlo en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec».

Palabra de Dios

Salmo 109 R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

 Santo Evangelio según san Marcos (3,1-6):

En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo. Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio». Y a ellos les pregunta: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?». Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». La extendió y su mano quedó restablecida. En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

Palabra del Señor

Compartimos:

El evangelio de hoy sigue contemplando el modo en que Jesús entiende el sábado o mejor aún, cómo entiende al ser humano. Me pregunto si realmente siempre había en la sinagoga algún enfermo o necesitado de ayuda, o si planeaban hacerse más visibles justo por ser sábado y así, provocar la acción de Jesús. ¿Dónde está el límite entre provocar la transgresión de la ley o transgredirla por fidelidad a aquello que defiendes?

Fíjate que al final, el único que “hace algo” en sábado es el propio tullido y no Jesús. Él sólo sugiere, permite, anima… Es el mismo hombre el que extiende su brazo por sí mismo. Es el resultado de entrar en “la onda” de Jesús: su misterio, su fuerza, su libertad… Si te dejas alcanzar por Él, antes de darte cuenta, estarás “extendiendo el brazo” en sábado y no te preguntarás nunca más si vivir plenamente está permitido en sábado o no.

martes, 17 de enero de 2023

Oración de fe

Llega la noche después de un duro día y tal parece que Dios nos dice: "Descansa, confía y no te preocupes, me estoy encargando de todo, mañana será un día mejor". Buenas noches, que nunca te falte la fe.

 Gracias Señor, por el día que termina y por las metas que me ayudaste a alcanzar. Sin tu apoyo no hubiera sido posible. Gracias por el descanso que me permites, por la paz que me das y gracias por la certeza de que mañana tendré otra oportunidad más de estar cerca de ti buscándote con amor.

 Gracias Dios por todo lo que me diste hoy. Gracias por la vida, por la salud, por mi hogar y por mi familia que adoro, por estos hijos que nos diste como el mejor regalo de la vida. ¿Qué más podría pedirte? Gracias Señor por tu bondad, por tu presencia en mi vida y por todas tus bendiciones. Amén.

Martes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

 Lectura de la carta a los Hebreos (6,10-20):

HERMANOS: Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes. Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido. Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: «Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente»; y así, perseverando, alcanzó lo prometido. Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión. De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como anda del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.

Palabra de Dios

Salmo 110,R/. El Señor recuerda siempre su alianza.

 Santo Evangelio según san Marcos (2,23-28):

Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». Él les responde: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?». Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

Palabra del Señor

Compartimos:

He recordado esta frase agustiniana al leer la primera lectura de Hebreros: “la esperanza que Dios nos ofrece es para nosotros como ancla del alma, segura y firme”. Seguramente que todos podemos visualizar la fuerza de un ancla. Me imagino a mí misma, a veces vagando de un lado a otro, etapas o momentos en que no te “encuentras” en ningún sitio. Y es entonces,  al sentir un ancla en el propio alma, segura y firme, cuando recuperas tu propia dignidad.

Tenemos el amor como un peso que centra; la esperanza, como ancla de mi alma. Y nos queda la fe.  Alguien con fe, amor y esperanza, es alguien libre, señor o señora de su propia vida. Es la imagen que aparece hoy en el evangelio. Propio de Dios es infundirnos la libertad para hacer lo que no está permitido cuando así tu “pondus”, “el ancla de tu alma”, te va llevando. El sábado -y todo cuanto existe- fue creado para el ser humano. ¡Cuánto se fía Dios de nosotros! Y como rezamos en el Himno, “que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte de haberle dado un día las llaves de la tierra”. Que mi vida no te obligue a arrepentirte de haberme creado libre. Ojalá.

Hay más ejemplos vivos de lo que parecería a simple vista. Mira alrededor. También a lo largo de la historia. Hoy la liturgia recuerda hoy a San Antonio Abad, padre del monacato, ejemplo de admirable libertad y fidelidad radical. O Mª Antonia París, fundadora con Claret de las Misioneras Claretianas.  O cualquier otro testigo que para ti sea significativo. Que ellos nos ayuden y contagien de esta amorosa libertad.

lunes, 16 de enero de 2023

Oración de gratitud

Gracias Dios mío por ser nuestra luz, nuestro faro, nuestro guía y nuestra compañía en este día que termina. Ponemos en tus manos todos mis planes para el día de mañana y solo te pido que me des la sabiduría y la fuerza, para poder realizarlos siempre en tu santa voluntad.

Gracias Dios nuestro, por tus bendiciones en este día que termina y por la paz en esta noche que comienza. Gracias por los sueños, que mañana harás realidad.

Dios nuestro, antes de irnos a descansar, te damos las gracias por todos los momentos que nos has concedido vivir en la alegría familiar y en el estudio.

Hoy todos los buenos y los que no lo fueron tanto, te agradecemos cuanto haces por nosotros. Confiamos en tu sabiduría que fueron necesarios para sentirnos hermanos. Gracias por nosotros y por los nuestros que son tan maravillosos y nos proporcionan tanto bien. 

Te queremos Señor y Dios nuestro.

Lunes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta a los Hebreos (5,1-10):

Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a debilidad. A causa de ella, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy»; o, como dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec». Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec.

Palabra de Dios

Salmo 109,R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

 Santo Evangelio según san Marcos (2,18-22):

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?». Jesús les contesta: «¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

Palabra del Señor

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oy comprobamos cómo los judíos, además del ayuno prescrito para el Día de la Expiación (cf. Lev 16,29-34) observaban muchos otros ayunos, tanto públicos como privados. Eran expresión de duelo, de penitencia, de purificación, de preparación para una fiesta o una misión, de petición de gracia a Dios, etc. Los judíos piadosos apreciaban el ayuno como un acto propio de la virtud de la religión y muy grato a Dios: el que ayuna se dirige a Dios en actitud de humildad, le pide perdón privándose de aquellas cosas que, satisfaciéndole, le hubieran apartado de Él.

Que Jesús no inculque esta práctica a sus discípulos y a los que le escuchan, sorprende a los discípulos de Juan y a los fariseos. Piensan que es una omisión importante en sus enseñanzas. Y Jesús les da una razón fundamental: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?» (Mc 2,19). El esposo, según la expresión de los profetas de Israel, indica al mismo Dios, y es manifestación del amor divino hacia los hombres (Israel es la esposa, no siempre fiel, objeto del amor fiel del esposo, Yahvé). Es decir, Jesús se equipara a Yahvé. Está aquí declarando su divinidad: llama a sus discípulos «los amigos del esposo», los que están con Él, y así no necesitan ayunar porque no están separados de Él.

La Iglesia ha permanecido fiel a esta enseñanza que, viniendo de los profetas e incluso siendo una práctica natural y espontánea en muchas religiones, Jesucristo la confirma y le da un sentido nuevo: ayuna en el desierto como preparación a su vida pública, nos dice que la oración se fortalece con el ayuno, etc.