Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro:
así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia
que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente,
por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio
singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre,
y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras
y con la recepción de tus Santos Sacramentos,
especialmente el de la Comunión para que sea para todos
fuente de servicio y de amor. Amen.
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