Padre del cielo, creador mío,
me acerco a hablarte como hija tuya,
sé que me quieres, que estás conmigo,
aunque yo a veces me olvide y sufra.
En esta noche larga, sintiendo
en soledad mi gran dolor,
quiero decirte que sólo espero
tu cercanía, tu compasión.
Esta esperanza trae a mi mente
una razón para vivir,
purificada llegaré a verte,
cerca de Ti seré feliz.
Sin el aliento de tu palabra,
sin el ejemplo que dio Jesús,
en esta noche triste y amarga
¡cuánta agonía con esta Cruz!
Vivo en tu Espíritu, Padre del cielo,
Tú me acompañas en mi dolor,
rendida a Ti vendrá tu Reino,
¡es indulgente tu corazón!
Tú dulcificas mi sufrimiento,
me dices "hija, confía en mí".
Y yo te amo. Y yo te creo.
Y encuentro, Padre, la paz al fin.
Tras la Pasión llega la Gloria;
tras negra noche, la amanecida;
lucirá el Sol sobre este Gólgota,
pero hoy me hiela su lejanía.
Y Tú me dices "confía en mí,
con el que sufre está mi amor,
por eso late cerca de ti,
en esta noche, mi corazón".
Padre del cielo, creador mío,
como a hija tuya concederás
que mi penar, que mi delirio,
tu amor lo cambie en dicha, en paz.
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