miércoles, 2 de noviembre de 2022

Conmemoración de los fieles difuntos

Lectura del libro de las Lamentaciones (3,17-26):

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Palabra de Dios

Salmo 129,R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Santo Evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Palabra del Señor

Compartimos:

La respuesta de las almas de la derecha al Rey es sorprendente: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber...?". ¡Qué ignorancia e inocencia tan desarmante! Y cuando el Rey les explicó a quién habían estado ayudando en realidad, su única respuesta podría haber sido de sorpresa y deleite: ¡una experiencia "aha"! ¿Qué nos dice esto? Que estos justos no tenían ni idea de que era el Señor a quien habían estado sirviendo cuando cuidaban de los pobres y los necesitados. No ayudaban porque "vieran" el rostro de Cristo en ellos; ni porque la Biblia o la Torá o el Corán les ordenaran hacerlo. Lo hacían simplemente porque les resultaba natural ayudar; porque su corazón estaba lleno de amor y simplemente se desbordaba hacia el prójimo.

Me pregunto si estas almas no estarían más cerca del trono de Dios, ya que compartían la verdadera naturaleza de Dios mismo.

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