martes, 4 de octubre de 2022

Martes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Gálatas (1,13-24):

Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.

Palabra de Dios

Salmo 138 R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Santo Evangelio según san Lucas (10, 38-42):

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

Palabra del Señor

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Marta ha sufrido mucha mala prensa debido a las palabras de Jesús hacia ella. Jesús no estaba necesariamente rebajando a Marta. Al fin y al cabo, le tenía tanto cariño a la familia de Lázaro y a sus hermanas que es a esta familia a la que elige visitar para pasar unos momentos de descanso antes de que comience su pasión. Cada uno de ellos le era muy querido. Jesús tampoco restaba importancia al trabajo que Marta realizaba; al fin y al cabo, alguien debía ocuparse también de la hospitalidad. Jesús sólo diagnosticó la preocupación y la ansiedad que ella sufría mientras se dedicaba al trabajo. Lo que María había conseguido era la constancia y la calma mental que la ayudaban a centrarse en el presente. Ojalá Marta pudiera seguir trabajando, pero con la mente y el corazón en reposo. ¡Ojalá nosotros también pudiéramos hacer lo mismo mientras realizamos los quehaceres y ministerios diarios!

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