Oh Madre de piedad y de misericordia, Santísima Virgen María.
Acudimos a ti con la esperanza de ser escuchados.
Mira nuestro mundo confuso, violento, en contiendas entre hermanos.
Con afecto acudimos a tu piedad, para que, así como
estuviste junto a tu dulcísimo Hijo clavado en la cruz,
también estés junto a nosotros,en estos momentos,
y junto a todos los fieles que aquí y en toda la Santa Iglesia vamos
a participar de aquel divino sacrificio,
para que, ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia
digna y aceptable en la presencia de la suma y única Trinidad.
Amén.
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