Señor, Tú te has retirado al silencio para discernir los caminos
que se abrían ante ti, y has elegido vivir, no como
un Dios liberado de las fragilidades humanas, sino
como un hombre en medio de nosotros.
Señor, cuando pasaste por el desierto,has trazado caminos
realmente arriesgados. Esos caminos te han llevado a la cruz,
sin embargo se abren a la Esperanza,
a la Libertad, al Amor. En medio de nuestros
desiertos, Tú nos invitas, Señor,
a caminar y a luchar con los demás, y a abrir
brechas para entrever la Esperanza que nos propones.
Amén.
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