“Señor, este día se acaba y vengo hacia ti para ofrecerte
mi jornada con todo lo bueno y no tan bueno que he podido cometer.
Por todo lo bueno que hice hoy, te agradezco, pues es gracias a tu
ayuda que he podido ser útil para los otros. En tu misericordia,
perdóname mis negligencias y mis faltas de este día.
Excusa mi mediocridad y mis olvidos.
No tengas en cuenta la falta de sensibilidad y
las desconsideraciones de las cuáles haya sido culpable hoy.
Con confianza, me pongo en tus manos, te entrego mi sueño,
mis pensamientos, mis alegrías y mis tristezas, sabiendo que tú estás dispuesto a perdonar mis debilidades y a asegurarme
tu socorro para que mañana pueda ponerme a tu servicio
y a disposición de todos aquellos que me rodean. Amén”
Cardenal Suensens
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.