sábado, 13 de agosto de 2022

Sábado de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Ezequiel (18,1-10.13b.30-32):

Me vino esta palabra del Señor: «¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra de Israel: "Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron dentera?" Por mi vida os juro –oráculo del Señor– que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel. Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá. El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá –oráculo del Señor–. Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas prohibiciones ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones, morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes. Pues bien, casa de Israel, os juzgaré a cada uno según su proceder –oráculo del Señor–. Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie –oráculo del Señor–. ¡Arrepentíos y viviréis!»

Palabra de Dios

Salmo 50,R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Santo Evangelio según san Mateo (19,13-15):

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor

Compartimos:

"¡Dejad a los niños!" debe sonar repetidamente como un mandato en la conciencia del mundo moderno por muchas razones, empezando por el tema del aborto y hasta el tema del cambio climático. El mundo parece tener la actitud de los discípulos de la historia de hoy: los niños son una molestia para el mundo de los adultos. Quien opta por el aborto lo hace porque el bebé en el vientre materno, por la razón que sea, se ha convertido en un estorbo y una molestia para su vida pacífica. Sometemos a los estudiantes a un tipo de sistema educativo que pretende moldear el mundo según nuestros propios deseos y proyectos. Gastamos imprudentemente los recursos del mundo sin preocuparnos por su impacto en la ecología y, por tanto, dejamos a nuestros hijos un mundo en el que es casi imposible vivir. Jesús impuso las manos a los niños y los bendijo. Nosotros también podemos tender la mano y bendecir a nuestros hijos contando con sus intereses y su futuro.

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