«Señor Jesús, Tú que, en vísperas de morir por nosotros,
oraste para que tus discípulos fueran perfectamente uno,
como tú en tu Padre y tu Padre en ti, haznos
sentir la infidelidad de nuestra desunión.
Danos la lealtad para reconocer y el coraje para rechazar
lo que hay en nosotros de indiferencia,
desconfianza e incluso de muda hostilidad.
Concédenos reencontrarnos a todos en ti,
para que, de nuestras almas y nuestros labios,
ascienda incesantemente tu oración por la unidad de todos,
como tú lo quieres, por los medios que tú quieres.
En ti que eres la caridad perfecta, haznos encontrar el camino
que conduce a la unidad, en obediencia a tu amor y a tu verdad.
Amén.
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