Gracias, Señor, porque de día o de noche tú eres mi amigo fiel. Gracias porque tú nunca me abandonas, puedo confiar plenamente en ti. Cúbreme con tu paz en esta noche y renueva mis fuerzas con un sueño restaurador, mi Señor y mi Dios.
Señor y Dios mío, son muchas las preocupaciones en mi mente y en mi corazón. ¡Te las entrego todas a ti! Tú eres el Dios todopoderoso que me ama y en ti pongo toda mi confianza. ¡Lléname de tu paz! Ayúdame a descansar y a confiar que todo está bajo tu control. ¡En ti tus hijos estamos seguros! Ayúdanos a sentir tu Espíritu Santo en nuestros corazones y a descansar en tus brazos de amor. En el nombre de Jesús, tu Hijo querido. Amén.
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