Señor, danos tu Temor:
Líbranos de timideces, de complejos, de respetos humanos,
del miedo paralizador. Lo que te pedimos es tu santo temor.
Danos el sentido de la transparencia, y de nuestra pequeñez.
Haz que aprendamos a temer lo que a Ti te hiere, más que nuestros males.
Apártanos de cuanto te desagrada.
Haz que estemos atentos a tus inspiraciones y nos dejemos guiar por Ti.
Que tu casto temor sea en nosotros una fuente perenne de alegría,
de modo que experimentemos esta verdad: “ dichosos los que
temen al Señor”
Así lo esperamos de Tí.
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