Padre Dios, Todopoderoso, tu nombre ha sido reconocido y
amado por los mártires Dominicos y por nuestra
hermana Sor Asunción de San José.
Entregaron su vida antes de pisarte, despreciarte o negar la
fe en Tí, Señor creador de todo.
Así de fuerte y verdadero ha sido su fe día a día
sabiendo que acechaban para matarlos.
Señor, tan grande es nuestro amor por ti que a pesar de que
vivimos en un mundo donde pronunciar tu
nombre puede significar una muerte segura
tus fieles aún lo dicen y lo dicen con más valor
hoy desde la sangre derramada.
Ayúdanos a trabajar por un mundo donde todos
pueden hablar sus credos y hacer sus oraciones sin
miedo a la violencia.
Escucha las oraciones de los que están contigo en tiempos
difíciles y en los valles oscuros, que mueren con tu nombre
en los labios y en el corazón. llévalos a tu lado donde
puedan disfrutar de tu presencia, dé una paz
fraterna con todos los santos en tu Reino de amor y paz.
Amén
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