Señor nuestro Dios, nuestro Padre que estás en el cielo,
bendícenos a todos los que estamos unidos en nuestra esperanza en
ti y en la expectación de tu ayuda en esta tierra, donde la gente vive en
toda clase de maneras insensatas.
Bendice tu Palabra en nosotros.
Concédenos tu Espíritu Santo para restaurar la vida y alegría
en nuestros corazones, aun en medio de dolor y sufrimiento.
Concédenos esto no solamente en la aflicción de todo el mundo,
sino también en nuestras vidas mientras estemos aquí en la tierra.
Que sean evidentes en todas partes las señales de tu ayuda,
y que nos das una fortaleza en la que podemos confiar.
Tú nos ayudas en todas las circunstancias de cada día
y cada año, con novedad eterna.
Por eso te damos gracias y alabamos tu nombre.
Amén.
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