Jesús, haz que tomemos conciencia de que el planeta
nos ofrece todo lo que la humanidad necesita,
pero no todo lo que busca la obsesión
de bienestar insaciable de los poderosos.
Que despertemos cuanto antes para entender
que la degradación del equilibrio ecológico
nos está conduciendo hacia un futuro
cada vez más incierto.
Jesús, resucita nuestra fe en el Padre
Para que nunca perdamos la esperanza de creer
en nuestra propia resurrección, más allá de la muerte.
Solo entonces descubriremos que nuestros esfuerzos
por un mundo más humano y dichoso
no se han perdido en el vacío.
Solo entonces experimentaremos
que lo que aquí ha quedado a medias,
lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado
con nuestros errores y torpezas,
lo que hemos construido con gozo o con lágrimas,
todo quedará transformado.
Entonces escucharemos desde el misterio de la Bondad
insondable de Dios estas palabras admirables:
“Yo soy el origen y el fin de todo.
Al que tenga sed yo le daré gratis
del manantial del agua de la vida” (Ap 21, 6).
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