viernes, 18 de marzo de 2022

San José,Esposo de la Virgen María

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,4-5a.12-14a.16):

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: - «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. El cons¬truirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre." ».

Palabra de Dios

Salmo 88,R/. Su linaje será perpetuo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,13.16-18):

Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos.» Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que, no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.»

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Mateo (1,16.18-21.24a):

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: - «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor

Compartimos:

FE Y ESPERANZA: dos rasgos claramente presentes en él. De hecho se asocia a los grandes creyentes de la historia, a Abraham, a su confianza plena en Dios, esperando contra toda esperanza y convirtiéndose así en “padre de muchos pueblos”. José es padre de muchos porque supo ser padre de Jesús, porque supo vivir cotidianamente la misión que Dios le encomendó. No buscó otras grandezas ni anheló otros proyectos. Fue fiel en lo que se le pidió, más allá de que entrase en sus planes, le gustase o no le gustase... Se fió y esperó.

CALLA, ESCUCHA Y HACE: el evangelio no nos ha transmitido ni una sola palabra de él. Decide en secreto viendo lo que sucede con María. Calla pero no guarda rencor ni sigue maquinando en su interior. Es un silencio real, por fuera y por dentro. El silencio de quien sabe callar. El silencio de quien sabe escuchar y por eso, oye, comprende, es capaz de descubrir a Dios en lo que le está pasando: “la criatura que hay en María viene del Espíritu Santo”. Calla y escucha de tal manera que lo que tiene que hacer viene sólo, con toda naturalidad. Nada hay en él que se resista, que se pregunte, que huya. Simplemente, se despierta y hace lo que el Señor le ha mandado.

No es poco para nosotros en estos días. Podemos quedarnos con una imagen ambigua de José, llena de tonos apastelados, con nardos o azucenas blancas, alejado de la realidad, arrinconado mientras –aparentemente- la historia de salvación sigue su curso con María y Jesús. O podemos pedir a Dios que nos ayude a parecernos a este hombre santo y fiel. Quizá de su mano, cambie también nuestra Cuaresma.

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