El Señor es nuestra luz y nuestra salvación,
¿de quién temeremos?
El Señor es la fortaleza de nuestras vidas,
¿de quién hemos de atemorizarnos?
Aunque un ejército nos rodee,
nuestros corazones no tendrán miedo.
Porque tu Señor, adiestras nuestras manos
para la guerra y nuestros dedos para la batalla.
Tu eres nuestra fortaleza y la roca
en quien nos refugiamos.
En el nombre de Cristo Jesús.
Amén.
No, nos olvidemos de los pueblos en guerra,
que nuestros corazones se llenen
de la bondad de nuestro Dios.
Sor María Pilar,O.P
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