«Señor, te adoro pues eres mi Dios; te pido
perdón de mis pecados y te doy gracias por todos
los beneficios que me haces a cada instante.
Quiero que en este rato me ayudes a escuchar tu
Palabra, a interiorizarla en mi corazón, a
alimentarme de ella. Enséñame a vivir consciente de
que tu mirada me acompaña siempre, ya sea en el
trabajo, en el descanso, cuando sufro o cuando
estoy alegre. Que tu Palabra sea siempre “lámpara
para mis pasos, luz en mi camino”. Que mi corazón,
lleno de tu amor, sea descanso y consuelo para Ti y
para todos mis hermanos».
Gracias, Padre Dios.
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