lunes, 14 de marzo de 2022

Lunes de la 2ª semana de Cuaresma

Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10):

¡AY, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos! Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Palabra de Dios

Salmo 78,R/. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra del Señor

Compartimos:

La oración penitencial comunitaria de Daniel en la primera lectura nos prepara para escuchar el texto del evangelio: “Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo”.  Pero, ¿quién se siente preparado para actuar como Dios actúa?

Y a continuación nos da como una especie de vocabulario básico para vivir en cristiano, algo así como las frases fundamentales para entenderte con la gente cuando viajas a un país extranjero: “No juzguéis, no condenéis, perdonad, dad…Dios os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.”

Sólo quien tiene el corazón abierto a Dios y ha experimentado la compasión y el perdón en su vida, es capaz de actuar guiado por esos sentimientos.

Decíamos en el salmo de hoy: “Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados…, que tu compasión nos alcance pronto pues estamos agotados.”

En el Reino que Jesús inaugura, hay que ignorar las barreras creadas por afinidades y simpatías naturales. Se trata de adoptar el comportamiento misericordioso de Dios, para recrear una humanidad nueva. El amor del discípulo de Jesús siempre es entendido en el Nuevo Testamento no como un sentimiento, sino como una acción y una tarea, y debe alcanzar incluso a aquellos que no lo merecen: los enemigos, los que te odian, los que te golpean, los que te roban.

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