Pese a que Ecuador aún no ha visto a ninguno de sus atletas en el podio en los Juegos de Invierno, no son pocos los que consideran que gracias a Sarah Escobar, tienen mucho que celebrar: es la primera vez en la historia que una mujer lleva su talento y su fe representando al país, en su caso, a través del eslalon gigante.
Y es que si algo ha tenido presente la deportista de 20 años durante su presencia en los Juegos de Pekín ha sido su fe cristiana, incluso desde antes de llegar.
Pamela Madzy, la coordinadora de migrantes en la parroquia natal de Sarah, relató a Catholic News Agency que una de las primeras cosas que metió en la maleta antes de marchar a Pekín fue una piedra con la palabra "fe" tallada.
"Se lo dio su madre, y Sarah lo tiene cerca porque tiene una creencia en Dios muy arraigada y en el hecho de que todos estamos unidos por nuestra humanidad", contó Madzy.
Escobar, en sus primeros Juegos de Invierno, representó a su país no solo como atleta -era la única de Ecuador- sino también como abanderada y como cristiana.
Pero para comprender su historia hace falta trasladarse a la parroquia de Santa Kateri Tekakwitha en Sparta (Nueva Jersey). Allí se trasladó antes de comenzar sus estudios de psicología junto a su familia ecuatoriana residente en los Estados Unidos, motivados en un principio por la posibilidad de ir a Misa en español. Fue tiempo después cuando Sarah y su madre comenzaron a dedicar gran parte de su tiempo a los que, como su familia, eran migrantes en la parroquia.
Aprendiendo y ayudando ante la dificultad
"La madre de Sarah fue una de las personas que se ofreció como voluntaria para responder las llamadas durante unos ocho años entre 2011 y 2018”, contó Madzy.
Durante ese tiempo, Eleana no estuvo sola, y sus hijos Sarah y Ethan la ayudaron.
"Su madre no solo quería que practicasen el español, sino que también comprendiesen las dificultades humanas que deben enfrentar los migrantes y aprender empatía y compasión", explicó.
Durante ese tiempo, Sarah estuvo junto a su madre ayudando a los que no sabían español a través del teléfono.
“La línea de ayuda permite a las personas llamar y dejar un mensaje en cualquier momento, y nuestros voluntarios bilingües recogen los mensajes y me los transmiten para que el apostolado pueda conseguir la ayuda que necesitan”, explicó Madzy.
La fe, conexión entre Sarah y su madre
Por este motivo, cuando Sarah le comunicó a su madre que representaría a Ecuador en los Juegos Olímpicos de Invierno, le dijo que lo haría "como una conexión entre los migrantes".¡
“Realmente me sorprendió mucho cuando vi su nombre en un artículo sobre los Juegos Olímpicos. Reconocí su nombre, envié un mensaje de texto a su madre para confirmarlo y comencé a enviar mensajes a todos los miembros del grupo de voluntarios”, añadió la coordinadora.
Eleana, quien afirma estar "emocionada" de que su hija sea atleta olímpica, se muestra especialmente "orgullosa" de que su hija también haya llevado su fe de una forma muy particular, y aunque estaban separadas por las medidas sanitarias, ella sabía que su hija portaba "su piedra de fe".
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