miércoles, 2 de febrero de 2022

Presentación del Señor. Jornada de la Vida Consagrada

                     Unidas a Cristo

            El mundo que brota de las manos de Dios está lleno de bondad, de belleza, de armonía, de canto y alabanza, de sanación y libertad.

            La fe es un don: Todo es gracia, pasión, y una vida llena de amor, que se recibe del Señor. Hay que despertar para trabajar, y que fructifique. En  todo proceso de crecimiento de cada hombre, cada mujer en la fe tiene sus dificultades.  Estamos llamados a vivir una relación de amor con Dios, a vivir en el amor que es Dios.

            Hemos nacido para el amor, para ser amados, porque Dios es amor que se entrega y se comunica con su Espíritu. Alabamos, agradecemos saboreamos la unión con Él.

            Vivimos en ese Amor de Dios, presencializando el Reino de Dios que está entre nosotros y es Camino, Verdad y Vida.

            Creemos en la capacidad del ser humano para adentrarse en el misterio de su ser como bautizado y como cristiano.

            No vivimos para nosotras mismas, sino para buscar ese abrazo amoroso de Dios entre los hombres, en humildad y en fraternidad, imitando a Jesús en sus actitudes y preferencias: los necesitados, y excluidos.

            Es la experiencia real de conocerlo y contemplar todos los rostros desfigurados que vive bajo el cielo, que buscan ver y conocer en la Iglesia Católica el Evangelio de Jesús de Nazaret.

            Vivimos en conversión porque necesitamos  en cada momento renovarnos, transformarnos en Cristo,  para que nuestra vida consagrada pueda iluminar al mundo. Que el fuego que vino a traer a la tierra se encienda en cada corazón de cada hombre y mujer que busca a Dios con sincero corazón.

                                   Sor María Pilar Cano, O.P

 

 

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