Ábreme, oh Jesús tu Sagrado Corazón,
muéstrame sus encantos
úneme a El para siempre.
Que todas las respiraciones
y palpitaciones de mi corazón,
aún cuando esté durmiendo,
te sirvan de testimonio de mi amor,
y te digan sin cesar:
¡Señor, te amo!
Recíbe el poco bien que hago.
Dame tu gracia para reparar el mal que he hecho
y para que te ame en el tiempo
y te alabe por toda la eternidad.
Amén
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