Maestro, tu vida nos abre el camino:
tus enseñanzas confirman e iluminan nuestros pasos;
tu gracia nos sostiene y guía en el camino para el cielo.
Tú eres el Maestro perfecto: enseñas, das el ejemplo
y fortalece al discípulo en tu seguimiento.
Maestro, tú tienes palabras de vida eterna:
a nuestra mente, a nuestros pensamientos llénalos de Amor.
Tu que iluminas a todo ser humano y eres la propia Verdad.
Queremos ser y hacer lo que tú nos enseñas, ni juzgar a no ser
según tus criterios, ni pensar a no ser contigo,
Verdad substancial, entregados al amor y la caridad.
Vives en nuestros corazones, oh Jesús Verdad.
Amén.
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