Este blog quiere transmitir el don de la gracia, el regalo que Dios me ha concedido en mi vocación de Orante-contemplativa en la Iglesia y en el mundo, de manera que puedo decir con San Pablo: Sierva de Cristo Jesús, enviada por vocación, escogida para el Evangelio de Dios (…) por quien recibimos la gracia (cf. Rm 1,1.5). La vida contemplativa nos capacita para estar en el corazón de las cosas, en las raíces profundas del ser humano.
Querido Jesús, Dios y Señor mío:
Sé que soy un pecador. Te pido perdón y me aparto del pecado.
Creo que moriste por mis pecados y resucitaste
para darme una nueva vida.
Me abro a tu Palabra y te entrego mi vida.
Te quiero y deseo vivir enteramente unido/a tu Corazón Divino.
Confío en ti como mi Señor y Salvador por el resto de mi vida.
En tu nombre, Amén.”
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