Oh Virgen, Madre de Dios, Reina del cielo y de la tierra, tú eres la alegría de todos los hombres, la esperanza de los pecadores, la consolación de los afligidos, la salud del universo.
Oh Reina del cielo, bajo tu protección nos amparamos, y después de Dios no tenemos más esperanza que en ti. Llevamos el nombre de hijos y siervos: no permitas que la pandemia nos haga sufrir.
Te saludamos, oh Mediadora de paz entre los hombres. Te saludamos, oh Madre de Jesús y nuestra, dulce amor de todas las criaturas.
A Ti, oh María, te entregamos nuestro corazón; a ti nos consagramos.
Madre de amor, de dolor y de misericordia, ruega por nosotros, aboga por nosotros en cada instante de nuestras vidas y sálvanos a la hora de nuestra muerte. Amén.
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