Tuvo sed mi alma de Dios vivo, ¿cuándo vendré y paresceré ante la cara de todas las gracias?.¿Cuándo entraré en el lugar de aquel tabernáculo admirable hasta la casa de mi Dios? ¿Cuándo henchirás mi alma de alegría con tu divino rostro? ¿Cuando se verá ella harta con tu divina presencia? ¡Oh fuente de resplandores eternos! Tórname, Señor, encerrar en aquel abismo de donde procedí, donde te conozca como tú me conociste, y te ame como tú me amaste, y te vea siempre en compañía de todos los santos. Amén.
Fray Luis de Granada
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