Lectura de la profecía de Sofonías (3,1-2.9-13):
Esto dice el Señor: «¡Ay de la ciudad rebelde, impura, tiránica! No ha escuchado la llamada, no ha aceptado la lección, no ha confiado en el Señor, no ha recurrido a su Dios. Entonces purificaré labios de los pueblos para que invoquen todos ellos el nombre del Señor y todos lo sirvan a una. Desde las orillas de los ríos de Cus mis adoradores, los deportados, traerán mi ofrenda.
Aquel día, ya no te avergonzarás de las acciones con que me ofendiste, pues te arrancaré tu orgullosa arrogancia, y dejarás de engreírte en mi santa montaña. Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará más el mal, ni mentirá ni habrá engaño en su boca. Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete».
Palabra de Dios
Salmo 33,R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Santo Evangelio según san Mateo (21,28-32):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».
Palabra del Señor
Compartimos:
En este relato es Jesús quien inicia el diálogo con los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo con una pregunta, breve y elemental: “¿Qué os parece?”. Después narra un breve cuento.Estos dos tipos de hijos que presenta Jesús nos sitúan en la perspectiva del adviento. El Reino puede ser preparado desde dos actitudes ante el futuro: desde una vida de deseos, apariencias y sublimes palabras que no termina por cumplir el querer del Padre o desde la contundencia insobornable de los hechos, que no necesita de la coherencia verbal para validarse.
¡Qué importancia tan decisiva da Jesús a cumplir la voluntad del Padre! La delantera en el Reino la llevarán siempre los que realicen con docilidad la voluntad de Dios, aunque sus palabras, reacciones inmediatas y apariencias sean tan escandalosas como la de las prostitutas y los publicanos. El verdadero creyente no es el petulante que se cree superior a los demás por sus altísimos deseos, sino que el que se pone manos a la obra. Solo cree en verdad el que obedece. Serán las obras, y ninguna otra cosa, las que liberen nuestra vida cristiana de la tiranía de las apariencias.
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