¡Ven, oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus
mandatos: fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo: inflama
mi voluntad… He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo:
después…, mañana. ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me
falte.
¡Oh, Espíritu de verdad y sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo,
Espíritu de gozo y paz!: quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero
como quieras, quiero cuando quieras…
Así sea siempre en nuestras vidas
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