Nosotros, tus hijos queremos seguir tu ejemplo,
derramamos los afectos de nuestro corazón,
y con confianza de hijos te manifestamos nuestras miserias.
Del trono de clemencia donde te sientas como Reina,
vuelve, oh María, tu mirada piadosa
sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre el mundo entero.
Ten compasión de nuestras penas y trabajos que amargan nuestra vida.
Mira, oh María, cuántos peligros en el alma y en el cuerpo,
cuántas calamidades y aflicciones nos oprimen.
Oh Madre, implora para nosotros de tu divino Hijo, la misericordia
y vence con la clemencia el corazón de los pecadores.
Son nuestros hermanos e hijos tuyos
que cuestan la sangre al dulce Jesús y entristecen tu sensibilísimo corazón.
Muéstrate a todos come eres,
Reina de paz y de perdón.
Amén
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