Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda desesperanza y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente, por tantas cosas buenas que nos concedes vivir, amando y respetando esta vida que Tú has creado para todos nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
MM. DOMINICAS DE TORREDONJIMENO
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