Señor, gracias.
Desde nuestros planteamientos humanos,
te decimos, que te has excedido,
“que has sido grande con nosotros”.
¡Oh, Dios nuestro!
La única explicación que encontramos es que,
desde tu amor sin barreras,
se puede esperar cualquier sorpresa.
Eres sorprendente y nos lo manifiestas.
Por eso, nuestra respuesta es un gracias
que al mismo tiempo es respuesta:
“nos dejaremos amar”.
Es el modo de agradecértelo.
A ti, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.
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