Lectura del libro del Levítico (23,1.4-11.15-16.27.34b-37):
El Señor dijo a Moisés: «Estas son las festividades del Señor, en las que convocarán a asambleas litúrgicas. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la fiesta de la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura, dedicada al Señor. Comerán panes sin levadura durante siete días. El primer día de éstos se reunirán en asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo. Los siete días harán ofrendas al Señor. El día séptimo se volverán a reunir en asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo de siervos».
El Señor volvió a hablar a Moisés y le dijo: «Di a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les voy a dar y recojan la cosecha, le llevarán la primera gavilla al sacerdote, quien la agitará ritualmente en presencia del Señor, el día siguiente al sábado para que sea aceptada. Pasadas siete semanas completas, contando desde el día siguiente al sábado en que lleven la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días, harán una nueva ofrenda al Señor. El día diez del séptimo mes es el día de la expiación. Se reunirán en asamblea litúrgica, harán penitencia y presentarán una ofrenda al Señor. El día quince de este séptimo mes comienza la fiesta de los Campamentos, dedicada al Señor, y dura siete días. El primer día se reunirán en asamblea litúrgica. No harán trabajos serviles. Los siete días harán ofrendas al Señor. El octavo día volverán a reunirse en asamblea litúrgica y a hacer una ofrenda al Señor. Es día de reunión religiosa solemne. No harán trabajos serviles. Estas son las festividades del Señor, en las que se reunirán en asamblea litúrgica y ofrecerán al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponde a cada día».
Palabra de Dios
Salmo: Aclamemos al Señor, nuestro Dios
Evangelio según san Mateo (13,54-58):
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es María su madre, y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?»
Y se negaban a creer en él. Entonces Jesús les dijo: «Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa». Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
Palabra del Señor
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El evangelio de Mateo después del «Discurso de las parábolas» (Mt 13, 1-52), nos presenta a Jesús en la sinagoga de su tierra, en Nazaret, rechazado por sus propios paisanos. Es interesante, estamos en Nazaret. Nazaret es el lugar de la fe, porque es el lugar de María, donde por primera vez la humanidad responde plenamente a Dios: ¡que se cumpla en mí según tu palabra! Es el lugar de adhesión al plan de Dios, pero también es el lugar de la incredulidad. Jesús no puede hacer muchos milagros por la incredulidad de su gente.
Cuando Jesús llega a Nazaret sus vecinos se sorprenden de dos cosas: de la sabiduría de su corazón y de la fuerza sanadora de sus manos. Esto es lo que llamada poderosamente la atención de su persona. No es un líder cualquiera. Tampoco es un intelectual con una gran formación académica. No tiene el poder sagrado de los sacerdotes del templo. No es miembro de una familia de renombre ni pertenecía a una élite de privilegio. Sin embargo, transmitía su experiencia de Dios de una forma totalmente nueva, bajo el signo del amor.
En Nazaret no lo aceptan, neutralizan su presencia con una serie de preguntas, sospechas, perplejidad. Esto les impide captar la novedad asombrosa de su enseñanza y dejarse sanar por su compasión. También nosotros corremos este mismo riesgo cuando damos ya por sabido el evangelio. Y es que «a Jesús no se le puede entender desde fuera. Hay que entrar en contacto con él. Dejar que nos enseñe cosas tan decisivas como la alegría de vivir, la compasión o la voluntad de crear un mundo más justo»
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