jueves, 29 de abril de 2021

TEOLOGÍA DE SANTA CATALINA

   Catalina de Siena fue una mujer inflamada en el amor de Dios de una manera fuera de lo común, en el sentido incluso del «común de los santos». La presencia en su espíritu del don de sabiduría, unida a su temperamento fogoso y ardiente y a su delicada intuición femenina, dan a Catalina de Siena un modo de mirar a la Iglesia en el que se unen la simplicidad, la agudeza y una profundidad teologal que es fruto directo de la acción del Espíritu Santo en su alma. No son palabras, las suyas, propiamente «teológicas», en el sentido de un discurso racional sobre la fe, que trabajosamente avanza, analiza y deduce.

     Son, como he dicho, «teologales»: diagnostican de manera directa e inmediata y hacen que aparezca con luz inopinada y en toda su impresionante verdad los elementos del misterio de la Iglesia que en cada caso aborda.

    Para Catalina la Iglesia es, ante todo, una realidad sobrenatural, misteriosa,mística '. Pero para ella esto no significa en absoluto cosa «celeste» o desencarnada, sino la vida misma de Dios presente y operante en la historia humana. La Iglesia a la que sirve Catalina es el Cuerpo Místico de Jesucristo y la Esposa del Verbo Encarnado, que tiene toda la santidad de su Señor y Cabeza y a la vez está formada por hombres y mujeres llenos de miserias, e incluso pecados. A esa realidad concreta sobrenatural, que es la Iglesia, Catalina la amaba de la manera más entregada y llena de pasión, hasta el extremo de dar su vida por ella.

      En su lecho de muerte, a los 38 años de edad, le decía a su confesor: «si muero, sabed que muero de pasión por la Iglesia». 

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