Sin ningún informe que señalara a los templos como lugares de contagio, Melilla cerró las iglesias los domingos. Tras cinco semanas sin Misa dominical, la medida fue revocada a principios de marzo
Eduardo Resa no daba crédito a lo que estaba leyendo. En el Boletín Oficial de Melilla (BOME) del martes 26 de enero «se decía que “una vez que se ha consensuado esta medida con las autoridades religiosas, se va a proceder a cerrar las mezquitas los viernes, las sinagogas los sábados y las iglesias cristianas los domingos”». El sacerdote, que ejerce de vicario episcopal de Melilla, se quedó estupefacto. «¿Con qué autoridad han consultado? Yo soy aquí la máxima representación de la Iglesia y a mí nadie me ha llamado», pensó. La medida establecía el cierre de todos los templos de 8:00 a 00:00 horas los domingos y una reducción del aforo hasta el 25 % el resto de días. «Esto también me sorprendió, porque no había informe que señalara los templos como lugares de contagio y porque, además, el aforo en gimnasios y salas de juego estaba al 30 %».
Dos días después, el propio Resa se plantó en el despacho del presidente de la ciudad autónoma y le entregó un escrito de protesta redactado de acuerdo con los servicios jurídicos de la diócesis de Málaga. El argumento principal, aunque no el único, era la vulneración del derecho fundamental a la libertad religiosa, garantizado por el artículo 16 de la Constitución. Por ello, en el escrito se pedía que se «reconsidere el cierre» de las iglesias, porque «contra todo procedimiento y sin añadir un ápice a la lucha contra la pandemia, solo conseguirá menoscabar de modo esencial la libertad religiosa de los fieles cristianos».
Pero el vicario no estaba dispuesto a que esto pasara y encontró un resquicio en la normativa para que los fieles pudieran cumplir con el precepto dominical. El toque de queda concluía a las 06:00 horas y el templo debía cerrar a las 08:00 horas según el BOME, por lo que había una horquilla de dos horas para celebrar la Eucaristía. De esta forma, el también párroco del Sagrado Corazón de Jesús puso una Misa a las siete de la mañana. «Pensaba que no iba a venir nadie», confiesa Resa, «pero cuál fue mi sorpresa cuando el primer día aparecieron más de 40 personas, y eso que había un temporal que hacía hasta peligroso salir a la calle». Los otros cuatro domingos que ha durado el cierre, el número de fieles ha sido incluso mayor y «hemos rozado el aforo máximo», lo que para el vicario revela «el tremendo amor de los melillenses por la Eucaristía».
Madrugón dominical
Por ese amor, y también por manifestar públicamente su fe, Alejandro Villegas ha sido uno de los fieles que ha acudido los cinco domingos que ha durado el cierre a la Misa de 7:00 horas celebrada por el sacerdote. Y lo ha hecho acompañado de su madre y de su abuela de 86 años. «Nos levantábamos a las seis de la mañana, desayunábamos rápido y luego nos íbamos al coche a por mi abuela para bajar a Misa», recuerda este joven de 25 años. «Nos teníamos que pegar un buen madrugón, pero no tardamos ni un segundo en decidirlo y la verdad es que fue una alegría», confiesa.
Sin embargo, la alegría no ha sido completa hasta que el Gobierno de la ciudad autónoma ha dado marcha atrás, cosa que hizo el 1 de marzo. «El cambio de parecer se produjo después de una reunión con el Colegio de Médicos», asegura Resa. Poco después se aprobó el decreto 311 en el que pone que los templos no tienen nada que ver con la situación epidemiológica. «Lo recibimos con una emoción enorme. Inmediatamente pasamos al horario habitual de Misas y en la primera se me saltaron varias veces las lágrimas», concluye el sacerdote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.