Creador de la tierra que pisamos y el sol que nos alumbra,
guarda y protege la obra de tus manos.
Guarda y protege a tus hijos, a toda la familia humana.
Guarda y protege a cada uno de nuestros hogares y amigos.
Padre bueno y providente,
ayuda y bendice a los enfermos de coronavirus en su sanación
y sostén a los trabajadores de la salud en su heroica tarea.
Danos a todos la sabiduría del corazón para saber abrirnos
al sufrimiento físico y moral de tantos hermanos enfermos.
Padre bueno y providente,
extiende tu mano y tu mirada de ternura y misericordia
sobre el pueblo que sufre y gime en esta hora de turbación;
extiende sobre el mundo entero tu mano y tu mirada de compasión
y que vuelva la luz y la calma al corazón de cada hombre.
Padre bueno y providente,
que llegue ya la salud para nuestros cuerpos y nuestras almas.
Inunda otra vez de risas y esperanza nuestras calles
y que vuelva a amanecer en todos los rincones del mundo
un tiempo de bonanza y tranquilidad.
Padre bueno y providente,
ilumina y alienta a quienes trabajan e investigan cada día
para buscar soluciones científicas y certeras;
y que corra entre todos los hombres un río de entendimiento,
de solidaridad y ayuda fraterna en esta hora. Amén.
Se concluye la oración con el rezo de Padre Nuestro. Ave María. Gloria al Padre…
Este blog quiere transmitir el don de la gracia, el regalo que Dios me ha concedido en mi vocación de Orante-contemplativa en la Iglesia y en el mundo, de manera que puedo decir con San Pablo: Sierva de Cristo Jesús, enviada por vocación, escogida para el Evangelio de Dios (…) por quien recibimos la gracia (cf. Rm 1,1.5). La vida contemplativa nos capacita para estar en el corazón de las cosas, en las raíces profundas del ser humano.
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