Cae el sol sobre el pueblo de Mintom, en el sur de Camerún, una de las regiones de África central con mayor concentración de población pigmea. El cielo se torna naranja y rojo y decenas de chicos y chicas se juntan para jugar varios partidos simultáneos, compartiendo un pequeño campo de fútbol junto a la escuela de Primaria del pueblo.
Acaba de finalizar la primera jornada del Campeonato Baka Sin Alcohol, un torneo de fútbol que sirve de trasfondo para un proyecto que pretende sensibilizar a los jóvenes de la etnia pigmea baka sobre el consumo del alcohol y ofrecerles una alternativa de ocio saludable.
El alcohol se ha convertido en un grave problema para los jóvenes bakas. Y más profundamente desde que, hace algunos años, aparecieran en el mercado unas bolsas de plástico de pequeño tamaño que contienen dosis de 5 ml de whisky, ginebra o vodka. Su bajo precio, equivalente a 0,15€ por dosis, las hacen muy accesibles y muy utilizadas entre los integrantes de esta comunidad, que han sustituido sus bebidas tradicionales por este tipo de consumo.
En 2014, el Gobierno camerunés promovió una ley que prohibía la importación, producción y venta de este tipo de alcohol por su grave perjuicio para la salud pública debido, en parte, al uso del metanol como materia prima, en sustitución del etanol. Esta sustancia química es peligrosa para el organismo, y puede llegar a producir la muerte por fallo respiratorio. El Gobierno, en ese momento, ofreció a los productores una moratoria de 24 meses –que concluyó en septiembre de 2016– para agotar sus existencias.
Pero la realidad es que, en la calle, esta venta no ha cesado. «El Gobierno sabe quién produce y dónde se vende este alcohol, pero no hace nada para impedirlo», comenta un vendedor local, que añade que «en la práctica, tras la ley de prohibición, nada ha cambiado».
Estos sobres de alcohol de baja calidad se convierten en un producto altamente consumido por muchos jóvenes bakas, que encuentran una forma accesible de evadirse de la realidad y olvidar sus problemas. Este consumo elevado los lleva, en muchos casos, a sufrir graves problemas de salud, al abandono escolar, o a embarazos no deseados. El alcohol también merma su ambición por mejorar su situación personal y colectiva.
Sin embargo, «el fútbol se ha convertido en un catalizador, una forma de llegar a los jóvenes y concienciarles de lo nocivo que es el alcohol en sus vidas», comenta Hippolyte Akono, presidente del comité organizador y responsable de la ONG Zerca y Lejos, promotora del Campeonato Baka Sin Alcohol. «Gracias al fútbol llegamos a este sector de la población, al que normalmente es muy difícil llegar».
Durante una semana, 120 chicos y chicas procedentes de diferentes pueblos de la zona, divididos en ocho equipos, participan en el torneo, que celebra este año su quinta edición. El objetivo es poder trabajar en profundidad con los jóvenes las causas y consecuencias del consumo de alcohol en un marco deportivo, de convivencia con otras etnias y de participación.
Por las mañanas, los futbolistas asisten a charlas y talleres en los que se tratan temáticas diversas relacionadas con la promoción de la salud y el alcoholismo, y por las tardes se disputan los partidos de fútbol en sus categorías femenina y masculina. Desde hace años, este torneo se ha convertido en un referente en la zona, y asisten a presenciarlo cientos de personas, que cantan y bailan para animar a sus equipos.
«Las cosas van cambiando poco a poco», asegura Mirabelle Assampele, jugadora del equipo de Axe-Dja, «en la primera edición podías ver a los propios espectadores consumir alcohol mientras veían los partidos. Hoy todo el mundo está sobrio y disfrutando del fútbol».
El campeonato cuenta además, desde hace dos ediciones, con el apoyo de la Fundación LaLiga, que ha permitido dar un salto cualitativo decisivo a la organización y ha atraído la mirada de autoridades locales y de los medios de comunicación del país sobre esta comunidad y esta problemática, a menudo desconocidas en las grandes ciudades de Camerún.
«Dejar el alcohol ha sido una de las decisiones más importantes de mi vida», asegura Romeo Kombo, jugador del Axe-Congo, que ha participado en todas las ediciones anteriores, «puedo trabajar mejor para mi familia, y en mi casa ya no causo problemas como antes». Desde hace ya varios años, Romeo trabaja para lograr que en Akom, su pueblo de origen, los jóvenes sean capaces de abandonar el alcohol y luchar por construir un futuro más esperanzador para los bakas.«Si continuamos con el trabajo», afirma sonriente, «la situación va a cambiar».
Xavi González Rodrigo es coordinador de Comunicación de Zerca y Lejos
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